Relato Corto Blog de Ficción

Capítulo 2

C

Este era un día más en la vida rutinaria del doctor Júpiter Estelar, como de costumbre fue el primero en llegar a su laboratorio en el Instituto de Biotecnología de Tessa, él era un renombrado científico sin logros trascendentales, sus años de experiencia en genética molecular lo hacían único en su país, Bocoy. Siempre disfrutó llegar temprano, tener tiempo para analizar los resultados de sus experimentos, después de todo era el único que les daba importancia, por tantos años sus resultados no cumplieron las expectativas del instituto.

Júpiter se analizaba una de las cámaras de aislamiento, el dispositivo tenía en su interior un órgano humano, el riñón se mantenía con vida y en funcionamiento gracias a las máquinas que recreaban las funciones necesarias, fue sorprendente notar que las manchas en el tejido habían desaparecido, este no calificó para ser usado en un trasplante, debido a que su anfitrión sufrió una insuficiencia renal aguda. Júpiter buscaba métodos para revertir la enfermedad en este caso esperaba encontrar al tejido descompuesto, por lo que no puso mucha atención al empezar el experimento, sin embargo recordó haber añadido la variación de una sustancia en la que venía trabajando y los resultados eran fascinantes.

Sorprendido por el aspecto del tejido, empezó a revisar los datos del computador, en el interior de la cámara estaba bajo constante análisis, enseguida notó el cambio acelerado en las últimas horas, examinó el historial del sistema, el cambio empezó el día que añadió la sustancia. «Será posible» pensó al verificar los datos, debía estar seguro de su descubrimiento antes de emocionarse. Júpiter analizó los detalles del comportamiento del tejido en la cámara de aislamiento, no mostraba rastros de enfermedades, no podía creer lo que sus ojos veían, había logrado devolverle la juventud y la capacidad de regeneración a un riñón que había causado la muerte del donante.

Júpiter imprimió los datos que mostraban el cambio que había sufrido el tejido, el reporte indicaba el tiempo en que la sustancia fue añadida, el cambio había empezado de forma paulatina, incrementó significativamente en las últimas horas. El logro debía ser presentado de inmediato, salió del laboratorio llevando los documentos en sus manos, «esto es más de lo que esperaba conseguir» pensó, fue en dirección al despacho de la cabeza del Instituto de Biotecnología de Tessa, caminó con prisa por los pasillos del instituto.

Esta era la primera vez que llevaba personalmente un reporte a la cabeza del instituto, al llegar al despacho se encontró con el escritorio de la secretaría, —cómo te puedo ayudar —preguntó Ginebra, Júpiter pasó sin responder, debía entregar el reporte. Ella se sorprendió por la actitud del doctor, estaba acostumbrada a un hombre tímido que se escondía tras sus anteojos, lo siguió con intenciones de detenerlo.

Júpiter abrió la puerta del despacho, se invitó a pasar, no hubo tiempo para objeciones, Ginebra lo siguió avergonzada, —nos puedes dejar a solas —dijo el jefe, ella cerró la puerta al salir, Júpiter caminó hasta llegar al escritorio, dejó caer el reporte. Gastán levantó la mirada, no entendía el cambio repentino en la personalidad sumisa del científico, —a qué se debe esta invasión —preguntó y tomó los documentos sobre su escritorio.

Júpiter se mantuvo de pie frente al escritorio, quería ver la mirada de su jefe al encontrar los resultados del tejido, analizaba con detalle en espera de cualquier reacción, —es posible —preguntó Gastán, se levantó— no puede ser, dónde está el tejido, debo verlo de inmediato.

Júpiter esperó con paciencia, esto era lo que había buscado con tanto esfuerzo, ser reconocido por su hazaña, sonrió, se sintió en control de la situación, —sígueme y te lo mostraré —dijo, giró, se dirigió a la puerta, caminó con calma, perdió la urgencia ahora que había entregado el mensaje, no había prisa para mostrar los resultados de su experimento. Gastán caminaba con tranquilidad, «si el reporte es correcto tendré que hacer cambios» pensó, con esa idea llegaron las imágenes de un futuro sin envejecimiento, este era un gran paso para lograr la inmortalidad humana, pero era muy temprano para tener expectativas tan altas, prefirió esperar a ver los resultados antes de planear.

Una vez que llegaron al laboratorio, Júpiter guió el camino hasta la cámara de aislamiento, Gastán se acercó al monitor, manejó al sistema para hacer un rápido análisis del tejido, confirmó lo que había leído en el reporte, —esta información no puede salir de aquí —dijo y tomó su dispositivo móvil. Poco después un equipo de hombres de cuerpos fornidos llegaron, ellos tenían batas blancas como las que usaban los científicos, no parecerían ser científicos, Gastán dio una serie de órdenes, los hombres aseguraron el lugar, —nadie puede entrar o salir del laboratorio sin mi autorización —dijo antes de salir.

Los hombres cerraron la puerta de ingreso cuando todos estaban fuera, ellos parecían hacer guardia en el pasillo, Gastán empezó a caminar, —sígueme, tenemos que conversar —dijo, volteó a ver. Júpiter era el único que sabía la fórmula del compuesto que había logrado que el órgano se regenere, caminó con tranquilidad por los pasillos del instituto, Gastán estaba concentrado en hablar por su dispositivo móvil.

Al llegar entraron al despacho, Júpiter cerró la puerta, siguió hasta el escritorio, —toma asiento, tenemos asuntos importantes que discutir —dijo Gastán al dejarse caer sobre su silla. Júpiter se sentó, esperó, quería estar seguro de lo que estaba por suceder antes de actuar, el compuesto era imposible reproducir sin su fórmula, esperaba un cambio trascendental.

Dos golpes en la puerta del despacho interrumpieron silencio, —adelante —dijo Gastán, una mujer joven, muy atractiva abrió la puerta, ella se detuvo por un instante, miró fijamente a Júpiter, quien por primera vez sintió los ojos de una mujer, sus miradas cruzaron, el instante terminó. Ginebra continuó caminando al escritorio, —aquí están los documentos que solicitó —dijo antes de girar para salir del despacho.

—Hoy es un gran día para la ciencia —dijo Gastán llamando la atención de Júpiter, —tenemos que celebrar —concluyó, se levantó para dirigirse al bar, tomó una botella de cristal que se veía como un elegante adorno, sirvió dos vasos y regresó a su escritorio. —Brindemos por la ciencia —dijo Gastán al entregar uno de los vasos, levantó el suyo, dejó que el licor llenara su boca, disfrutó saborear el pesado néctar, sintió a sus pulmones llenarse de un espeso y frío aire.

—Ahora sí, hablemos de negocios —dijo Gastan regresando a su silla— estamos interesados en llevar tus hallazgos a la ciudadanía, como sabes esto requiere horas de pruebas hasta replicar los resultados en humanos —empujó los documentos sobre su escritorio en dirección a Júpiter— este es tu nuevo contrato.

Júpiter alcanzó los documentos, levantó el vaso para saborear el licor, sintió su boca en fuego, rápidamente lo tragó, dejó el vaso con el líquido casi intacto, rápidamente leyó las hojas en su mano, tomó el bolígrafo del bolsillo de su mandil y firmó el contrato.

About the author

Sebastián Iturralde

Escritor de relatos enigmáticos, tejiendo narrativas cautivadoras que provocan el pensamiento y estimulan la imaginación. Revelando las profundidades de la experiencia humana a través de las palabras.

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By Sebastián Iturralde
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