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La Revolución de la Cucaracha

diciembre 4, 2002

Bien —Hagamos un sorteo —propuso Constanza— todos ponemos el nombre… es decir —titubeó— cada uno en un papelito anota su propio nombre y el favorecido, llora, pela y pica las cebollas, el resto se distribuye las otras tareas de la preparación de la comida.

—Yo pienso, es correcto —acotó con una sonrisa Stiff, el gringuito americano que había llegado hacia unos pocos minutos al camping y se predispone a desarmar su mochila. —Solo pido un momento antes de comenzar a cocinar, para armar mi carpa antes de que se haga noche, ¿comprende? —agregó.

Está bien —repuso Mishel— pero aquí tienes esfero y papel, por fa, pon tu nombre.

Stiff volvió a sonreír, anoto su nombre, entrego el papelito, el esfero y se concentró nuevamente en su tarea.

Santi dejó de practicar y puso a un lado los palotes plásticos, con los que hacía “semáforo”. —Yo tengo algunas papas —dijo frunciendo el entrecejo— para agregar a la salsa, pero no creo que alcance, somos unos cuánto.

Yo pienso —intervino Jimena la afrodescendiente que hacía pocos días atrás conociendo a Constanza y decidieron continuar juntas su viaje, abandonando la lectura de “el Lobo Estepario” de Hesse— que deberíamos ir a comprar lo necesario al mercado, digo, no es muy lejos.

—Apoyo esa noción —dijo Lucas con énfasis— tres paquetes de fideos me parecen suficiente, tomates, pimientos, otras papas, luego compartimos los gastos, ¿Sí? ¿Socializamos no?

—Buenazo —volvió a hablar Constanza— si quieres cambiar el mundo comienza por cambiar tu mismo ¿Quiénes van? Yo misma no tengo Drama
—Ni yo
—Ni yo, casi todos a la vez.

Santi miró a Stiff que seguía enredado y enfrascado en el armado de su carpa. —Confiamos en ti “Gringo Crazy” —bromeo— cuida de nuestras cosas y construye bien “tu casa” ya volvemos. ja, ja.

—A ti te va a salir más cara la comida —Grito Mishel, alejándose junto a los demás.

Stiff concluyó de armar su carpa al fin se sintió feliz, también alistó su sliping, inflo la pequeña almohada y como siempre colocó su linterna a la izquierda, siempre en el mismo lugar, por si la necesitara en algún momento por la noche.

—Bueno mister, estamos de regreso —informo Mishel.

—Veo como ha progresado para su supervivencia ahora a trabajar enserio y el que no, no come, ya no tienes excusa, armaste tu carpa —sonrió Jimena.

Stiff devolvió la sonrisa.

Constanza elevando el tono de voz casi espeto. —Es el momento todos con sus cedula en la mano el que sea menor de edad de todos extraerá el nombre del “agraciado” o “agraciada” “pela cebollas”

Simplemente confiaron en la edad de cada uno manifestó, Santi resulto el menor, cerró los ojos e introdujo su mano en la funda de color negro que sostenía Constanza, tal como habían pactado, le entrego el papelito a Lucas que sería el “escribano” y “notario” que leería el nombre y adjudicaría el cuchillo a los efectos.

Lo desplegó lentamente y señalando con su dedo índice y pronunció —STIFF.

Las bromas y risas surgieron al instante.

Stiff volvió a sonreír, tomó el cuchillo, lo introdujo en el agua unos momentos. —Es uno truco para neutralizar ácido de la cebolla —explicó en su castellano un tanto deficiente— ¿comprende?

—Tengo una propuesta a consideración del grupo chicos ¿Puedo hacerla? —pregunto Jimena.

—Sí, adelante aprobamos por mayoría directa —asistió Lucas.

—Bien —dijo Jimena— como estoy “muy enchufada” con la lectura de mi libro, si puedo continuar leyendo ahora al final de la cena, yo lavo todos los platos, ollas, etc. ¿Les parece?

—Sí, si aprobada, aprobada, por masoquista, ja, ja “hacerse la cabeza” con el lobo, ja, ja

—También tendrías que baldear el piso y limpiar los vidrios, ja, ja —completó alguien riendo.

—Bien, un aplauso por Stiff, “sobreviviente extremo” terminó con éxito su tarea y casi no lloró, una foto por facero —reía Constanza— y apropósito que haces en Ecuador —preguntó.

Stiff esta vez tampoco dejó de sonreír, pero lo hizo con un dejo de tristeza.

—Ahora –respondió— regreso por tierra a mi país, volé hace unos 40 días a Perú.

—Conociste mucho pienso: ¿Cusco, Machupicchu, la cordillera Blanca? —volvió a preguntar Constanza.

—No, eso yo conocí antes, en otro viaje, ahora vine a casa de amigos y participe en Cajacumbo en un congreso “anti minería”

—Que buena onda —intervino Santi —¿y qué tal?

—No muy bueno resultado, no se logra interferir a los grupos de poder y como muchas veces es malo ver lucha física y alguna persona pobre muerta.

—Bueno vamos —avanzó Lucas hacia ese lugar— menos charla y más trabajo, tengo hambre.

—Para la mano —replicó Constanza— esto es serio.

—Ha… Perdón —se disculpó en broma, Lucas no sabía ¿Quién murió?

—Precisamente algunas personas fallecieron días atrás en Cajacumbo en protestas “anti minería” según nos contaba Stiff pero vos nos interrumpiera porque tienes hambre ¿Quieres dinero y te vas a comprar un sandwich, hasta la comida? —preguntó Constanza.

—Baja un cambio —pidió luchas— ni sabía de lo que hablaban —comenzó a retirarse, se parando y abriendo las manos e inclinando la cabeza ahora si en un gesto de disculpas verdadero.

Stiff pensó que Constanza tenía carácter muy fuerte y no lo disimulaba y con su enésima sonrisa contemporizar.

—No es necesario que se retire Lucas, esto no es el congreso de Cajacumbo, solo charla y comida de amigo ¿cómo se dice? Distentión

—En distensión —corrigió Lucas aliviado— los animales son más inteligentes que los humanos, no destruyen el medio ambiente de nuestro planeta.

—Perdón volviendo al tema ¿no? —Sentenció Constanza.

—Si me permitís —habló Santi— aún no hay y no sabemos si alguna vez existirá un lenguaje en común, digamos hombre–animal, para preguntarles porque hacen o no hacen alguna cosa.

—A mí me basta —replicó Constanza— con verlos y saber que no hace todo lo destructivo que hacemos nosotros.

Jimena cerró “El lobo Estepario” y silenció en su interior la voz de Herman Hesse, el tema le interesaba.

—Bueno —les dijo— no me dejan concentrarme en mi lectura ¿Por qué no conceptualizan de la importancia en nuestras vidas del pato Donald o el ratón Mickey?

Risas necesarias y mayor distensión.

—Les voy a dar mi opinión: coincido en algún aspecto con Santi, no podemos dialogar con los animales para saber porque hacen o que hacen, ni siquiera con nuestras mascotas que ya están atravesados por la cultura humana, no podemos saber si piensan que es mejor hacer como nosotros y “entregarse al sistema” —reforzó su expresión separando los más posible ambas manos y moviendo sus dedos índices en señal de frase entre comillas— y defender el territorio de sus amos aún con su vida como un soldado en batalla.

—Tampoco podemos saber —continuó Jimena— si cuando destruyen en las veredas una funda de basura y nos acercamos las abandonan, es porque tengan conciencia de robo o daño.

—Aun así, yo —intentó Constanza, pero fue interrumpida por Mishel avisando.

—Chicos, a lavarse bien las manos, está lista la comida, comienzo a servir ¿A ver, 6 platos no?

Stiff, que se había mantenido en silencio el último tramo de la conversación, pensó en su interior, que era mejor si el diálogo ya no giraba en el tema de inicio, podía así indagar en silencio el pensamiento de sus ocasionales compañeros.

Michel terminó de servir el último plato, el suyo, y se sentó junto a los 5 amigos y aceptó los elogios porque si bien recibió mucha ayuda ella concluyó la realización de la comida.

—Bueno, muchas gracias, pero una pregunta ¿de qué hablaban tan animados?

—Resumiendo —dijo Constanza— cada uno daba su punto de vista sobre si los animales son más inteligentes que los humanos o viceversa ¿Voz qué opinas? Que cocinas tan rico. Ja, ja.

Constanza parecía haber mejorado mucho su humor.

—Es todo un tema —comenzó Mishel, al parecer muy seria— por ejemplo, cuando voy a trabajar o a la facultad, mi tortuga se queda en casa, panza para arriba, comiendo su lechuga, ja, ja, con menor esfuerzo vive mejor, resultado es más inteligente que yo.

—Y tu Stiff —continuó Mishel riendo— ya diste tu punto de vista. ¿Crees que el americano promedio es más inteligente que pie grande, por ejemplo?

Stiff, rio agradecido por la ocurrencia, pensó que la comida le sentaría muy bien y no solo por su sabor.

—Ahora lo pienso —respondió— por lo bien que se oculta en los bosques es más inteligente que nosotros, quizá piensa que lo llevarán a un zoológico a morir estresado, ja, ja, o lo que es aun pero a Disneylandia, ja, ja.

—En verdad —retomó Constanza, que le seguía interesando demasiado el tema y muy seriamente— aun no has dado tu opinión.

Stiff apartó un poco el palto, se pasó los dedos por la comisura de los labios, como siempre sonrió y dijo. —Esa pregunta está mal formulada.

—¿Cómo dices? —preguntó Constanza un tanto desconcentrada.

—Shit, deja continuar —la interrumpió luchas, lo que molesto a Constanza.

—Digo —continuó Stiff— que por ser estructura diferente no es posible comparar.

Constanza, que estaba sola desde hacía un tiempo y al ver llegar a Stiff al campin, le gustó y lo pensó como al menos un compañero de sexo ocasional, se dijo para sí misma «Gringo y Basta» se creen igual que todos, que son superiores sin duda, como especie, más que los animales, y como raza, sajones, más que el resto de la humanidad.

—Podrías explicarte un poco mejor —pidió Lucas con mucha serenidad.

—Sí —asintió Stiff— nosotros los humanos desde pubertad tenemos todos los días predisposición sexual, los animales, esperan sus ciclos, eso ya es una gran diferencia, acá tres chicas bonitas yo espero suerte esta noche y compartir mi carpa con una que elija, no hace falta esperar ciclo, celo.

Ja, ja.
—Por eso estaba apurado para armar tu carpa —rio Santi.

—No, no solo broma.

—Perdón a propósito de bromas —dijo Mishel— acá se estila que los amigos nuevos soporten una y tu aceptaras la que vamos a hacerte.

—Aun yo no termino comida —sonrió Stiff.

—No importa, toma la funda de sorteo debes leer todos los nombres.

Stiff así lo hizo y descubrió que los 6 papeles tenían su nombre

Rio nuevamente y dijo —la cebolla les caerá mal a todos ustedes, ja, ja.

Ahora Lucas parecía el mas interesado en el tema en cuestión.

—Qué más de las diferencias estructuras distintas, ¿no? —preguntó.

—Ah, sí perdón —retomó Stiff.

—La estructura animal es en la naturaleza
Necesidad – Satisfacción

El ciervo, la cebra come paso y no se plantean nada más. Luego las hienas o los leones comen a esos animales y no se plantea que son culpables de asesinato.

La estructura humana es diferente

Necesidad – Objeto – Satisfacción
Un ejemplo: para hacer esta comida compramos los ingredientes con dinero, muchos hombres matan por dinero, los animales no.

Ante cada necesidad humana siempre hay un objeto necesario para satisfacer y a veces muchos objetos: para viajar un vehículo, ropa para vestirse.

—Entonces —volvió Constanza a su idea— los animales lo hacen todo, todo más simple y resuelven sus vidas, son más inteligentes.

Stiff no la contradijo

—Solo quiero agregar que cada especie animal tiene en su individuo uno patrón de conducta muy similar, los humanos en cambio producen individuos muy diferentes a lo largo de la historia, y más allá de las valoraciones personales, existen y existirán personajes como Nerón, Hitler, Napoleón, Gandhi, Mandela, entre otros, entre muchos otros, y la humanidad cambia sus ídolos constantemente, en estos momentos el personaje más famoso en el mundo es un exfutbolista.

Lucas comprendió perfectamente la exposición de Stiff y pensó en su interior en la inutilidad de seguir discutiendo, las diferencias de estructuras estaban claras, pero a esta altura se sentía enemigo ideológico de Constanza.

Guineo un ojo a Stiff y se aseguró de no ser visto por los demás y hablo.

—Gracias Stiff, eres muy claro aun así tengo ciertas dudas, y creo que de algún modo coincido con Constanza, un ejemplo: el Celacatus en el mar a logrado sobrevivir por millones de años igual que el cocodrilo ¿Podrá la especie humana soportar tanto tiempo sin autodestruirse? Y también quiero recalcar el ejemplo de la cucaracha un animal tan pequeñito, que no solo muta y evita muchas veces el exterminio de los venenos a los que se le expone como especie, sino que siempre trata de sobrevivir individualmente. Cuando la perseguimos siempre encuentra algún escondite y si la alcanzamos gira se pone patas arriba y finge estar muerta. Eso es inteligencia sin duda, y para comprar tu mencionaste muchos personajes, yo solo mencionare uno el “Che Guevara” —y miro fijamente por un momento la camiseta de Constanza desde donde el Che miraba el horizonte— te das cuenta, el Che se quedaba en el “escondite” de su ministerio en Cuba y se hacía el muerto ideológico panza para arriba, probablemente ahora estaría vivo junto a Fidel y compañía y en Cuba tenía muchos objetos para satisfacer sus necesidades, mujeres, objetos, dinero, te das cuenta, la cucaracha no es suicida, un personaje reverenciado por millones, sí.

Constanza percibió claramente la burla, pero casi sin inmutarse agradeció a Lucas la coincidencia y comprendió también la inutilidad de seguir con este tema, la comida terminó, ya con anterioridad había pedido a Jimena que le dejara sola en su carpa, por esa noche lo que no significaba que luego no continuarán su viaje.

Se acercó a Santy, le preguntó algunas cosas más de sus proyectos de viaje y si la acompañaba a caminar un poco por el camping.

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