Relato Corto Blog de Ficción

Luz Exterior

L

En un instante, su perspectiva cambió y la vida regresó a la realidad. Para su sorpresa, Orlando se sostenía con fuerza de la espalda de alguien. Pero… quién es esta persona? se preguntó al notar que los dos viajaban a gran velocidad.

«Ya era hora de que recuperes el conocimiento,» dijo Margareth.

«¿Dónde estamos?» pregunto… «quien eres?»

Todavía está dormido, pensó Margareth y aceleró su motocicleta. Los dos viajaban a gran velocidad por un delgado camino junto a un acantilado—cualquier movimiento en falso y los dos estarían cayendo a un abismo que parecía no tener final.

Orlando se sostuvo con fuerza al mirar a su costado, el vértigo se apoderó de su ser. «Puedes ir más despacio,» dijo, pero su súplica no fue escuchada.

Margareth continuó acelerando como si su vida dependiera de esto, viajando a gran velocidad al costado del acantilado. «Llegaremos pronto,» finalmente dijo.

La motocicleta pasó entre dos inmensas rocas, dejando atrás el tenebroso camino. Orlando se sintió un poco más tranquilo. Aunque la velocidad a la que viajaban todavía lo mantenían alterado. A la distancia se podía ver un puente para cruzar el canyon. Ellos ahora viajaban por un delgado camino de tierra en medio de una inmensa pradera verde… de repente la tierra se levantó frente a ellos.

Orlando no se pudo sostener y fue expulsado de la motocicleta, volando por un instante antes de caer contra unos arbustos. Al recuperar el conocimiento, se levantó para mirar lo que estaba sucediendo… imposible.

A unos veinte pasos de distancia la mujer con la que viajaba en la motocicleta flotaba. Un circulo de luz amarillo la rodeaba por completo… sus manos parecían estar cubiertas por otras esferas de luz. Ella giró el rostro para ver si Orlando se encontraba bien.

Orlando no puedo recordar a la mujer—le fue imposible recordar en donde se encontraba. Su mente intentaba darle sentido a lo que sucedía, mientras…

Un rayo de luz negra impactó la esfera que rodeaba a Margareth. Enseguida, ella cayo al piso y Orlando notó que un hombre de abrigo negro emepzo a caminar en su direccion. No, espera, pensó Orlando antes de girar para huir.

«¿A dónde crees que vas?» dijo Vincent, levantando sus manos.

Orlando chocó contra la pared de piedra que se levantó a pocos pasos. «Espera… tienes a la persona equivocada,» dijo Orlando… su voz demasiado baja para que el hombre que se acercaba lo pueda escuchar.

«Así que este es el elegido del que tanto hablan,» dijo Vincent, al acercarse.

«Estás equivocado,» dijo Orlando, «yo no debería estar aquí. Debe haber una equivocación.»

«¿Qué clase de héroe es este?» preguntó Vincent al girar a ver a la mujer inconsciente en el piso.

«Toma todo lo que quieras,» dijo Orlando.

«Lo único que quiero es tu vida…» dijo Vincent y una luz negra salió de sus manos.

Orlando cerró los ojos, seguro de que sería su final. Para su sorpresa, la misma luz amarilla que vio alrededor de la mujer ahora lo rodeaba.

«Debes confiar en tus instintos,» sonó dentro de la esfera con la voz de Margareth, antes de que desaparezca.

Instintos… instintos… pensó Orlando sin entender a lo que se refería.

«…veo que tienes sorpresas escondidas,» dijo Vincent. «Me gusta.»

«No fue mi intención,» dijo Orlando, apoyando a la pared de piedra.

«Hagamos esto rápido,» dijo Vincent, «¿Qué dices?»

«ESPERA,» gritó Margareth y lanzó un rayo de luz.

Vincent lo desvió con una mano.

Orlando miró a la mujer de la motocicleta en el piso. Intentó con toda su fuerza defenderlo. No puedo seguir esperando que otro me salve, pensó. Si moriré será bajo mis términos.

Vincent miró a Orlando correr en su dirección. «No ves que es inutil,» dijo y lanzo un rayo negro.

Orlando no fue capaz de reaccionar recibiendo el golpe en el pecho y cayendo de espaldas.

«Será mejor que terminemos de una vez,” dijo Vincent.

Orlando se volvió a levantar, sosteniendo con una mano su pecho, notando que el rayo le dejó una marca negra. Luego, mira al hombre de abrigo negro emepzar a formar un circulo negro entre sus manos.

Vincent miró hacia adelante enfocando todo su poder en el círculo de energía que se formaba entre sus manos. Su mirada fija en la persona que vino a asesinar, concentrado en la misión que debía cumplir. Por un instante, miró en dirección de Margareth—ella no parecía estar preparada para intervenir. Con la mirada fija en su objetivo, Vincent dejó ir la bola de oscuridad que parecía destellar.

Orlando se sorprendió al mirar la llama negra empezar a volar en su dirección. El tiempo pareció detenerse, mientras él cerró sus ojos y extendió su brazo para defenderse. Todo está perdido. Con el otro brazo cubrió su rostro, preparandose para volver a sentir la fuerza de rayo negro estrellarse contra su cuerpo.

Nada…

Orlando abrió los ojos para mirar lo que había sucedido… su brazo se encontraba en llamas. Inmediatamente empezó a sacudir el fuego azul de su mano para no ser quemado por el fuego. Al poco tiempo notó que estaba ileso. Luego, levantó la mirada para encontrar a hombre de abrigo negro en el piso. ¿Qué pasó?

El sonido de la motocicleta acercándose llamó su atención. «Sube,” dijo Margareth, «¿o estás esperando que se levante? Apresúrate, no tenemos mucho tiempo.”

Orlando miró el gran puente al que viajaban. Una estructura de cristales de colores que parecían decorar el paisaje, y más allá… la ciudad extraña que Orlando jamás soñó conocer. Casas de diferentes tonos de cristal se levantaban como delgadas pirámides del piso, a la distancia era como ver a un bosque de colores que brillan con la luz del sol.

Margareth aceleró cuando Orlando finalmente subió… mientras Vincent los observaba alejarse. Algún día tendrás que salir y te estaré esperando.

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Sebastián Iturralde

Escritor de relatos enigmáticos, tejiendo narrativas cautivadoras que provocan el pensamiento y estimulan la imaginación. Revelando las profundidades de la experiencia humana a través de las palabras.

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