Relato Corto Blog de Ficción

Capítulo 39

C

El sujeto 13 era el único que continuaba en libertad y en movimiento. La misión del equipo de fuerzas especiales era clara, Beatrix no podía dejar que la situación permanezca fuera de control, el sujeto 13 neutralizó a dos integrantes de las fuerzas especiales antes de huir. Luego de capturar al sujeto 18 esta misión escaló a eliminar al sujeto 13. El equipo de inteligencia bajo el mando del teniente Pasquel seguía de cerca los movimientos del sujeto 13, todos los sujetos de prueba habían sido implantados un rastreador en la parte posterior del cuello.

El cuerpo de Mariano empezaba a sentir el desgaste de correr sin detenerse, su corazón parecía latir más allá de lo soportable. Mariano parecía no entender tanto dolor, él deseaba con todas sus fuerzas detenerse y descansar. Él corría sin detenerse a través del tráfico, parecía que le era fácil esquivar vehículos y personas que se interponen en su camino. Mariano no podía dejar de sentir ahogarse entre respiraciones, su cuerpo estaba a punto de llegar al límite.

Pasquel no podía quitar sus ojos del monitor, ella solo era capaz de seguir la señal del rastreador, los hombres del escuadrón de fuerzas especiales seguían las órdenes de Pasquel para interponerse en el camino del sujeto 13. Pasquel empezaba a sentir la frustración de seguir a un blanco que al parecer está siempre un paso adelante. —Comunícame con la base —dijo Pasquel a uno de los hombres del departamento de inteligencia. Pasquel necesitaba refuerzos para cumplir su misión.

Mariano parecía estar a punto de desplomarse, él no sabía de dónde salió la energía que necesitaba para correr por tanto tiempo. Él se detuvo sin previo aviso y abrió una puerta de cristal, Mariano no podía pensar en otra cosa que respirar y sintió alivio al finalmente detenerse. El interior del edificio no parecía especial, una larga sala de espera llena de personas a pocos pasos del escritorio de la recepción. Él esperó sin prestar atención a la mirada de la mujer tras la recepción, Mariano siguió respirando con fuerza aunque la postura de su cuerpo no llamó atención, pasaron varios segundos antes de que Mariano pueda desviar su atención y analizar el lugar en el que había entrado.

—El sujeto acaba de entrar en la clínica de la 35 y vía ancha —comunicó el teniente Pasquel al escuadrón de fuerzas especiales bajo su mando. «Lo tenemos» pensó el teniente. —Cierren el perímetro, no quiero que vuelva a escapar. —añadió el teniente.

La puerta junto a la recepción se abrió y un hombre de bata blanca salio. Él aprovechó el momento y tomó la puerta antes de que se cierre. —A dónde cree que… —dijo la mujer de la recepción. Mariano no alcanzó a escuchar el final de la frase, la puerta se cerró tras su entrada. Él apresuró sus pasos, Mariano analizaba con curiosidad las paredes blancas de los pasillos por los que pasaba, él podía sentir el frío y el silencio del lugar. Él caminó con seguridad y sin llamar atención, Mariano podía sentir el sufrimiento atrapado entre las paredes del lugar.

El escuadrón de fuerzas especiales llegó al lugar donde tenían acorralado al sujeto 13, ellos sabían que el sujeto era peligroso y tenían permiso para matar. Sus compañeros caídos no habían sufrido lesiones graves pero ellos todavía no lo sabían, los hombres del escuadrón no podían volver a fallar, después de todo el otro escuadrón atrapó al sujeto 18 sin casualidades. El sujeto 13 tenía un aspecto insignificante en comparación al monstruo el que se convirtió el sujeto 18.

Las imágenes de los hombres que lo acechaban todavía eran claras, Mariano sentía estar huyendo, en realidad no estaba seguro. Él entró a un largo pasillo y aceleró el paso, Mariano no comprendía las decisiones que tomaba su cuerpo al caminar. Él se dirigió a una puerta y la abrió para entrar a otro corredor, Mariano escuchó la puerta cerrar y sintió a sus cuerpo moverse con calma. El corredor tenía puertas a los dos costados, la primera puerta a su derecha tenía a un hombre bajo el efecto de un sedante, Mariano vio al hombre inconsciente sobre la camilla y sintió el dolor.

Tres hombres uniformados entraron en la clínica, la mujer de la recepción se levantó con sus manos en alto, ella no podía dejar de mirar los rifles que cargaban los uniformados. Uno de los uniformados intentó abrir la puerta junto a la recepción, al ver que la puerta no se abrió otro de los uniformados se acercó a la mujer. —Abra la puerta de inmediato —exigió el uniformado. La mujer temblaba al bajar una de sus manos y accionar el mecanismo de desbloqueo, un sonido y el leve movimiento de la puerta fue la señal que los uniformados necesitaban. Una vez que los tres cruzaron la puerta la mujer y todas las personas que esperaban en la recepción salieron corriendo del lugar.

Mariano pasó por algunas puertas al caminar por el pasillo. Él seguía presionando el extraño objeto bajo la piel de su cuello, Mariano alcanzó a mirar el interior de un cuarto vacío. Él entró en el cuarto y caminó hacia la charola de herramientas, Mariano sintió el frío del metal entre sus dedos, un destello de luz reflejo sobre la cuchilla. —Qué hace aquí —preguntó un hombre.

Los tres uniformados se dispersaron por los pasillos de la clínica, todos los que entraban en contacto con ellos se sorprendían y apartaban su camino. Los rifles llamaban la atención de todos los que entraban en contacto con los uniformados, algunas personas respondieron gritando en búsqueda de auxilio. Los uniformados parecían estar perdidos entre los largos pasillos blancos, ellos caminaban con urgencia, esta podría ser su última oportunidad para atrapar al sujeto 13.

Mariano sintió una extraña sensación correr sobre la piel de su espalda, el sonido de las palabras del hombre llegaron por sorpresa. Él volteó manteniendo el bisturí en su mano, Mariano notó la rápida reacción del hombre, al parecer se trataba de uno de los trabajadores de la clínica, el hombre vestía una bata blanca. —Espera, espera —dijo el hombre levantando sus manos. Mariano sintió como su mano bajó lentamente al bisturí.

Frustrado tras caminar por los pasillos de la clínica el uniformado empezó a abrir todas las puertas a su paso, la reacción era similar en las personas que lo alcanzaban a ver. Los ciudadanos de Tessa no parecían estar acostumbrados a ver armas, el uniformado sabía que su intrusión en la ciudad se debía a una emergencia, lo que él no sabía era la razón para seguir a un hombre sin consecuencia, debía haber más del sujeto 13 de lo que se puede apreciar con la mirada.

—Necesito remover un objeto de mi cuello —dijo Mariano con urgencia. Las palabras salieron de su boca pero él no recordaba haberlas pensado. El doctor bajó sus manos y las acercó al cuello de Mariano, él presionó el objeto hasta que Mariano responda al dolor. —Déjame ver eso —dijo el doctor. —No hay tiempo —respondió Mariano y llevó el bisturí atrás de su cabeza. —Detente, puede haber una arteria —exigió el doctor. Mariano se detuvo y esperó con intriga.

Él extendió su brazo para entregar el bisturí al doctor, Mariano sintió al doctor moverse hasta llegar a su espalda. —Esto va a doler —dijo el doctor antes de realizar la incisión. Mariano sintió el frío del corte levantar una alarma por todo su cuerpo, él quería correr y alejarse del dolor, pero en su lugar tuvo que soportar la segunda incisión mientras su cuerpo permanecía inmóvil. La cálida sensación de sangre corrió por el cuello de Mariano, el doctor tomó otro instrumento de la charola y extrajo el objeto. —Espera —dijo el doctor al notar la prisa de Mariano. El doctor tomó otros instrumentos y zurció la herida.

Mariano sintió cada incisión y al objeto metálico que entró por la herida de su cuello, él sintió a las pinzas arrancar al objeto que estaba atrapado bajo su piel. Cada instante sintió menos dolor hasta que el doctor empezó a cerrar la herida, la aguja entraba con dificultad en la piel de Mariano. Una vez que el doctor terminó de cerrar la herida Mariano había vuelto a olvidar la urgencia con la que debía huir.

El uniformado abrió la puerta que lo llevaría al pasillo donde Mariano esperaba, él abrió todas las puertas al caminar por el pasillo. Cuarto vacíos y otros con personas bajo el fuerte efecto de sedantes fue todo lo que encontró, él debía encontrar al sujeto 13 antes de que fuera demasiado tarde. Su rifle era el primero en entrar a los cuartos, finalmente el uniformado se encontró con Mariano y el doctor. —Qué hace aquí, esta es un área restringida —dijo el doctor antes de escuchar el estruendo de la explosión.

Mariano sintió al cuerpo del doctor caer sobre él, la fuerza del proyectil fue rápidamente contrarrestada. Él empujó con fuerza al doctor contra el uniformado, una segunda explosión ensordeció a Mariano, esta vez el proyectil atravesó al doctor para estrellarse contra el piso. La fuerza de Mariano hizo que el uniformado pierda balance y caiga con el doctor sobre él. Mariano no podía creer lo que veía, el casco del uniformado golpeo el piso, Mariano vio con claridad el miedo correr por los ojos del uniformado. Él levantó la cabeza del doctor y la estrelló contra el rostro del uniformado, luego movió al doctor para tener a su alcance al uniformado. Él tomó el rifle y empezó a buscar los bolsillos del uniformado, al encontrar alimentadores cargados de municiones y un revólver bajó su mochila al piso y la llenó.

El uniformado empezó a reaccionar para recibir un golpe con su rifle en el rostro. Mariano parecía sorprendido por la facilidad con la que su cuerpo derrotó a uniformado. Él se levantó con su mochila y se marchó con el rifle, algunos corredores después Mariano abrió una puerta hacia el exterior, la alarma de la clínica se activó. Él huyó.

Los uniformado del escuadrón de fuerzas especiales encontraron a su compañero en el piso del corredor y el cuerpo del doctor.

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Sebastián Iturralde

Escritor de relatos enigmáticos, tejiendo narrativas cautivadoras que provocan el pensamiento y estimulan la imaginación. Revelando las profundidades de la experiencia humana a través de las palabras.

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