Relato Corto Blog de Ficción

El despertar

E

La primer explosión hizo que se sacudan las paredes del edificio, con la segunda se iluminaron las ventanas del cuarto. Andy abrió los ojos, su sueño se transformó en una pesadilla. Los estruendos lo acompañaron toda la noche, uno tras otro. Bum. Él miraba desde la ventana de su cuarto a la ciudad iluminarse, y a los edificios colapsar.

Andy se ocultó sin saber lo que estaba sucediendo. Al poco tiempo de la primera explosión se perdió la luz en su departamento, luego se cayeron las redes de celular. Él se quedó solo y únicamente sabía lo último que alcanzó a ver en su celular. Al parecer, se trataba de una invasión.

No puede ser, él pensó. Es demasiada destrucción para ser una invasión. Uno podría pensar que se trataba de un ataque, pero para qué o por qué. Las horas parecían eternas. Andy esperaba ansioso, arrodillado junto a la ventana de su cuarto, cubierto con el edredón de su cama, aterrorizado por lo que veía, y con la seguridad de que la próxima bomba caería sobre su edificio. La muerte lo acompañó toda la noche, tomándolo de la mano, dejándole saber que el fin estaba cerca.

Sin embargo, Andy despertó en el suelo de su cuarto. Él casi había olvidado lo que sucedió, hasta que levantó la mirada para ver la destrucción. Desesperado, tomó su celular pero todavía no tenía señal. ¿Y ahora, qué hago?

Era claro que su edificio era uno de los pocos que continuaba intacto. Andy tomó unos pantalones de mezclilla, un par de botas y su chompa de cuero. Algo le decía que iba a necesitar un poco de protección. Al abrir la puerta del cuarto notó que todo seguía tal y como lo dejó, quizá algo fuera de lugar pero nada en comparación a los cambios que estaban por llegar a su vida.

Él tenía la comida suficiente para sobrevivir un día, quizá algunos si lo dividía en pequeñas porciones. Pero no, él recordó que su refrigerador debía estar sin electricidad. Andy se quedó sin alternativas, comió lo más que pudo y se preparó para salir. Solo que, no había agua ni para lavarse los dientes.

Su curiosidad aumentaba, aunque no estaba listo para lo que iba a presenciar. Al bajar por las gradas internas de su edificio, él notó que era la única persona caminando. Es posible que los demás estén escondidos en sus departamentos, él pensó y siguió bajando sin darles mucha importancia a sus ideas.

Al abrir la puerta principal del edificio fue capaz de apreciar la magnitud de la destrucción, era peor de lo que imaginaba. Por lo menos, al estar escondido en su departamento, no tenía que sentir el aroma de la destrucción. El olor era diferente, incluso posible que esta sea la primera vez que percibe algo así.

Él miró de un extremo al otro la calle frente al edificio. La temperatura de algunas explosiones seguía caliente, se podían ver carros esparcidos por todas partes. Andy no sabía por dónde empezar. ¿Qué estoy haciendo? él se preguntó, cuando una mano lo tomó del hombro.

«Apresúrate,» dijo la joven mujer, «sígueme.»

Andy la miró correr y desaparecer tras los escombros, él no fue capaz de imaginar una posibilidad en la que su vida esté en peligro, y empezó a correr. Al girar notó que existía un camino, la mujer seguía corriendo a la distancia.

«¿Cuál es su apuro?» se preguntó Andy, intentando caminar un poco más rápido.

La chica regresó a ver, confundida al ver la tranquilidad de Andy. Ella continuó corriendo.

Andy seguía sorprendido por la magnitud de la destrucción. Cuando alcanzó a ver a otros dos jóvenes rodear a una extraña criatura, él empezó a correr. ¿Qué es eso?

La joven aprovechó la velocidad de su corrida para arrojar un objeto a la criatura, pero fue inútil. Al parecer, el extraño ser que parece haber salido de los escombros continuaba lentamente persiguiendo a los jóvenes.

«Apresúrate,» dijo la joven. «Ayúdanos a deshacernos de esa cosa.»

Andy se quedó quieto, mirando a la extraña criatura. Su rostro parecía ser parte de los escombros, y el cuerpo estaba compuesto por partes que no debían estar juntos. «¿Qué es eso?»

«Nos está persiguiendo por horas,» ella respondió. «No sabemos qué hacer.»

Los otros jóvenes caminaban en círculos para evitar ser alcanzados por la criatura.

«¿Qué quieres que haga?»

«No lo sé,» ella respondió, «imagina algo.»

Andy tomó una roca y la arrojó contra la criatura. La fuerza del impacto la hizo caer, por un instante pareció quedar inmóvil sobre el piso, igual que el resto de escombros a su alrededor. Pero, se volvió a unir para levantarse y seguir caminando tras ellos.

«¿Crees no intentamos hacer eso?» preguntó un joven de cabello oscuro.

Andy corrido a los carros estacionados, y uno por uno intentó abrirlos. Después de algunos intentos pareció inútil, hasta que encontró uno sin seguro. «Por aquí.»

Los demás caminaron hacia Andy.

«Lo atraparemos en este carro,» él dijo. «Todos, adentro.»

Los jóvenes entraron al auto, haciendo que la criatura entre detrás de ellos, y la dejaron atrapada en el interior.

«Buen trabajo,» dijo un joven de cabello negro. «Mi nombre es Richard. Ellos son mis hermanos, Melissa y Frank.»

«Mucho gusto, me llamo Andy.»

«¿Están solos?» preguntó Andy al notar que eran un grupo de niños.

Melissa abrazó a Frank con fuerza. «Preferimos no hablar de eso,» dijo Richard.

La criatura no paraba de moverse, se veía desesperada en el interior del carro.

«Vamos,» dijo Andy. «Salgamos de aquí.»

Los niños caminaban mirando de un lado al otro, mientras Andy continuaba sin entender lo que sucedía. Él no sabía lo que pasó después de la primera explosión, él no se imaginaba la noche por la que pasaron sus compañeros.

«Por aquí,» dijo Richard, y sus hermanos entraron por un agujero entre los escombros de un edificio.

Andy los miró con curiosidad, no había otra alternativa. Aunque, él miró a su alrededor y el lugar parecía tranquilo.

En el interior del edificio quedaba el vestíbulo intacto, pese a lo catastrófico que se veía su exteriores. Andy entró y notó que los niños cambiaban con prisa de un extremo al otro del lugar.

«Espera,» dijo Andy. «¿A dónde van?»

«Saldremos de la ciudad,» dijo Richard. «Antes de que sea demasiado tarde.»

«¿Demasiado tarde?» preguntó Andy.

«Todas son diferentes, alguna se mueven más rápido que otras. No se parecen a la que dejamos atrapada. La que acabó con mis papás se veía más como un perro.»

«¿Cómo un perro?» preguntó Andy.

«Más bien parecía una criatura que usaba la piel de un perro.»

«¿Qué está pasando?»

«Parece que usted pasó dormido toda la noche. Pues le comento que es hora de despertar, mis hermanos y yo saldremos de la ciudad, y está invitado a acompañarnos,» dijo Richard y giró para seguir caminando. Sus hermanos lo siguieron de cerca.

Andy hizo una pausa, intentando entender lo que estaba sucediendo. Más vale estar preparado, él pensó. Voy a ver si consigo algo por aquí. Él se acercó al escritorio de la recepción y empezó a buscar en los cajones, hasta que encontró lo que estaba buscando. Era un tolete contraible negro, Andy lo tomó con su mano derecha y lo llevó hacia un costado para ver al arma expandirse.

El grupo siguió caminando hasta la otra pared del edificio. Los niños se dispersaron al salir, mirando de un lado al otro. Andy empezaba a entender. ¿Qué fue eso? él pensó al escuchar un estruendo a la distancia, el choque de dos metales. Andy decidió imitar a los niños.

Richard fue el primero en llegar a la esquina, girando para dar una señal, las criaturas están cerca. Andy entendió el mensaje al ver que los demás empezaron a caminar muy despacio, acercándose a su hermano mayor.

Andy sintió temor correr por sus venas, gracias a eso alcanzó el valor para continuar. Con el tolete en su mano, él se acercó a Richard para observar. La señal era correcta, esta vez eran otras criaturas las que merodeaban el lugar, la única solución era buscar otra salida. Pero Richard hizo algo inesperado.

Andy intentó tomarlo de la ropa, pero fue imposible. Richard salió caminando de su escondite y las criaturas empezaron a correr hacia él. Eran dos, diferentes a la que Andy acabo de ver, estás parecían a un hombre demasiado fornido bajo la piel de un gato de casa. La imagen era grotesca, los inmensos brazos eran tan grandes que ayudaban a las criaturas a correr.

Andy no podía dejar que Richard sea atacado por las criaturas. Así que, decidió salir de su escondite, sosteniendo al tolete con su mano derecha, listo para defenderse. La primera criatura se impulsó de la pared, con sus garras por delante. Andy se preparó para golpear, y vio a Frank estrellarse contra la criatura. Aprovechando la oportunidad, Andy golpeó la cabeza de la criatura.

Pero la otra estaba a punto de caer sobre él, cuando vio a la criatura cubrir su rostro con las manos. Andy alcanzó a evadir el impacto y giró para ver a Melissa de rodillas con una cata en las manos, preparando un nuevo misil.

Richard golpeó a la criatura con un delgado tubo de metal. «Si vas a querer ser el héroe,» él dijo, «será mejor que entiendas el plan.»

Andy miró con sorpresa a los niños arrodillarse alrededor de un mapa, él decidió ocupar el espacio que quedó vacío. «Estamos aquí,» dijo Melissa, señalando con su dedo en el mapa. «Nuestra mejor alternativa es seguir por aquí, hasta llegar a los canales. Desde ahí conozco un camino que nos llevará a la cabaña.»

«¿Estás segura?» preguntó Frank, limpiándose el hombro derecho.

«¿Cuando me he perdido?» ella respondió.

«Esa vez en el centro comercial,» dijo Richard y los tres empezaron a reír.

«Bueno, señor Andy,» dijo Melissa. «Lo seguimos.»

Andy miró a los tres jóvenes. Ellos eran más grandes de los que apretaban, sus miradas serías, la noche debió ser más larga de lo que él podía imaginar.

Ellos continuaron caminando. Andy los seguía, solo que esta vez, él estaba listo para defenderlos. Otro grupo de criaturas merodeaban a unas pocas cuadras de distancia, se trataba de dos criaturas diferentes a las que Andy había visto. Una de ellas usaba el cuerpo de un humano, claro que su piel estaba estirada de una forma incorrecta, y su ropa en pedazos por lo grande de sus músculos. Mientras la otra criatura parecía ser el neumático de un carro, el metal del ring se encontraba en el abdomen de la criatura, y sus extremidades estaban cubiertas por el negro del caucho.

Andy supuso que el más peligroso sería el ser que parecía un neumático deformado, pero no lo sabía con seguridad. Él se colocó frente al grupo al notar que las criaturas empezaron a correr hacia ellos. Melissa retrocedió para encontrar el ángulo correcto. La criatura con piel de humano tomó la delantera, era obvio que podía moverse con mayor facilidad. Richard tomó el tubo con fuerza. Andy extendió el tolete.

Las criaturas corrían hacia ellos, desesperadas por alcanzarlos, listas para atacar. Andy notó que la cara del humano parecía estar atrapada en la frente de la criatura, ninguna de las dos parecía tener un rostro definido. Al llegar, las criaturas saltaron hacia ellos.

Andy golpeó a la primera, esquivandola con facilidad. La otra saltó hacia Richard, él la golpeó pero esta ni siquiera cambió de dirección. Por suerte, Richard alcanzó a lanzarse al piso para esquivar. Frank saltó sobre la que tenía piel de humano para apuñalarla, una y otra vez hasta que dejó de moverse.

La criatura con forma de neumático deforme continuó corriendo sobre sus cuatro extremidades. Melissa disparó pero fue inútil, y vio a la criatura saltar sobre ella, solo saltando para un costado pudo esquivar el impacto.

Andy caminó con prisa para colocarse entre la criatura y los demás, solo para ver al neumático girar para volver a atacar. De alguna forma, él debía encontrar la debilidad de su rival, entender su motivación o algo para detenerlo. Pero el tiempo pasaba con prisa y sus posibilidades disminuían.

La criatura se impulsó al estar cerca de Andy. Ellos debían terminar con ella lo antes posible, no podían desperdiciar energía. Él evadió al neumático, saltando hacia un costado, inútilmente intentando golpearla con el tolete. Luego giró para gritar, intentando llamar la atención de la criatura.

Melissa volvió a disparar, Richard intentó volver a golpear. Ellos debían buscar otra forma para detenerla. Cuando Frank pareció salir de la nada, saltando hacia la criatura estrellándose contra sus piernas. Richard tuvo que acercarse para evitar que la criatura golpeé a su hermano.

Andy notó que la criatura empezó a cambiar su forma con prisa, dejando una masa salir por el agujero en su pierna derecha. Frank se alejó para que la sustancia no lo alcance, la masa gris continuó saliendo hasta dejar por completo al neumático. Ellos miraban sorprendidos como este líquido se deslizaba por el suelo, en búsqueda de otro huésped.

Antes de que tengan tiempo para reaccionar, la sustancia cayó por las rendijas del sifón.

«Tenemos que salir de aquí,» dijo Andy. «¿Cómo supiste que funcionaría?

Frank levantó los hombros.

«Vamos,» dijo Richard y siguió caminando.

El camino estaba libre. Andy siguió a sus compañeros, mirando con temor de un lado al otro. De repente, saltando desde un costado, un hombre con un martillo para demolición se cruzó frente a ellos. Preacher tenía la barba roja.

«¿Qué hacen aquí?» él preguntó. «Es peligroso.»

Andy se detuvo frente a los demás. «Tenemos planeado salir de la ciudad.»

Preacher observó detenidamente a cada uno, hasta que notó una pequeña herida en la pierna de Frank. «Déjame ver eso,» él dijo acercándose.

«No es nada,» dijo Frank y se ocultó tras su hermano.

Preacher se detuvo. Bajó su mochila al piso y empezó a buscar. «Mira,» él dijo sacar una rollo de cinta. «Esto te ayudará a evitar una infección.»

Frank se quedó observando al extraño de barba roja.

«Mi nombre es Preacher, déjame ayudar.»

Frank se acercó, muy despacio.

«Te puedes apresurar,» exigió Richard. «Algo me dice que vamos a encontrar más de esas cosas.»

«El camino está lleno de ellas,» dijo Preacher. «Pero conozco un atajo.»

Andy se acercó. «¿Por qué sigues aquí?»

«Salir de esta ciudad no va a ser fácil, síganme.»

El grupo caminó tras el hombre de barba roja. Andy estaba seguro de que todo iba a estar bien, tranquilo por la protección de estar cerca de un adulto. Algo en su interior le decía que no debía bajar su guardia, pero disfrutar la paz le fue inevitable.

Preacher se detuvo junto a una puerta. Ellos debían estar cerca, él esperó en silencio y no pudo hacer algo para impedir que Richard pase junto a él. El cuarto estaba lleno de esas criaturas.

Andy vio a Richard salir corriendo. Luego notó que Preacher empezó a caminar hacia atrás. Algo debía estar mal, Andy rápidamente tomó una silla con ruedas y la empujó hacia la puerta. Cuando la primera criatura salió, él se estrelló contra ella, llevándola hacia atrás para empujar a la siguiente.

Melissa golpeó en el rostro a una de las criaturas que trataba de pasar sobre las demás. Preacher notó lo que estaba sucediendo y golpeó a una de ellas con el martillo. Frank buscó algo para arrojar, mientras Richard las golpeaba con el tubo.

Andy continuaba empujando, intentando detener al montón de criaturas, cuando sintió una mano cerca de su rostro. Él dejó ir la silla, haciendo que las criaturas caigan. Los demás aprovecharon para seguir golpeando, mientras otras saltaron tras Andy.

Melissa se agachó para no ser vista, luego volvía a lanzar una piedra. Frank golpeó a una de las criaturas con un extintor, mientras Richard y Preacher se encargaban de las que podían.

Andy no tenía salida, él saltó sobre unos archivadores, obligando a las criaturas a seguirlo. Al caer, Andy encontró un camino de regreso, y vio a una de las criaturas impulsarse del archivador y pasar sobre él.

Melissa imaginó lo peor al ver a la primera criatura impulsarse del archivador, ella disparó pero fue inútil. Los demás seguían enfocados en lo que tenían a su alrededor para entender lo que había pasado.

Andy alcanzó a regresar, corriendo hacia la puerta por la que salieron las criaturas esperando que el cuarto esté vacío. Él pasó sobre los cuerpos de algunas de ellas, mirando a Richard al pasar.

Cuando las criaturas que seguían a Andy se acercaron a la puerta, los demás se encargaron de ellas.

«Eso fue intenso,» dijo Andy al ver que las criaturas estaban el en piso.

«No para cualquiera,» dijo Richard.

«Buen trabajo, muchacho,» dijo Preacher.

«Me llamo Andy,» él dijo. «Es hora de salir de aquí.»

El grupo continuó siguiendo a Preacher, caminando con prisa por el camino despejado. Listo para salir de la ciudad.

Al poco tiempo, después de correr por un medio kilómetro. Ellos fueron capaces de ver el puente que los sacaría de la ciudad.

«Buen trabajo,» dijo Richard. «Estamos cerca de salir de aquí.»

«Les tengo malas noticias,» dijo Preacher. «Hay un monstruo en el canal.»

«¿De qué hablas?» preguntó Andy.

«Estuve aquí hace algunas horas,» respondió Preacher. «Intentamos cruzar pero esa cosa atrapó a mis amigos.»

«¿Cómo fuiste capaz de escapar?» preguntó Richard.

«Intenté explicarles,» dijo Preacher. «Pero fue inútil.»

«¿Explicar qué?» preguntó Andy.

«Cuando empezamos a cruzar el puente, ví los tentáculos del monstruo brotar del agua. En segundos atrapó a mis amigos y se los llevó al fondo del agua.»

«Pero… a ti no te atrapó,» dijo Richard.

«Me quedé inmóvil,» dijo Preacher. «Esperé que el monstruo vuelva, luego crucé el puente, pero no volvió a aparecer. Seguí pensando que iba a encontrar algo más allá, me detuve bajo un árbol. Después de analizar lo que pasó, intente encontrar una respuesta.»

«¿Por qué crees que no te atacó?» preguntó Frank.

«Regresé para descubrir lo que pasó,» dijo Preacher. «Al empezar a pasar por el puente vi a uno de los tentáculos salir, y retrocedí. Tenía miedo de cursar, ese instante me di cuenta de lo que había pasado. El monstruo podía sentir el miedo. Así que tomé valor y volví a cruzar, esta vez los tentáculos no salieron del agua.»

«¿Qué estás diciendo?» preguntó Andy.

«Nuestra única salida es por ese puente,» dijo Preacher. «Deben confiar y pasar con tranquilidad.»

Andy no estaba seguro de lo que tenía que hacer. Sin embargo, él caminó con tranquilidad hacia el puente, esa era la única salida. Melissa intentaba no pensar en ser arrastrada por los tentáculos de la criatura, Frank imaginaba saltar y correr para no ser alcanzado, Richard temía por la seguridad de sus hermanos.

Preacher fue el primero en entrar al puente. Melissa lo siguió, y los tentáculos no salieron del agua. Frank entró despacio, mirando de un lado al otro, alerta. Nada, la superficie del agua permaneció intacta. Richard encontró paz al ver que sus hermanos estaban bien, y los siguió todos caminando despacio.

Mientras tanto, Andy no podía dejar de pensar que todo era mentira. Él estaba seguro de no temer al monstruo, pero dudaba sobre la veracidad de la historia, era demasiado sorprendente que ninguno de los demás tenga miedo. Así que empezó a caminar sobre el puente, y los tentáculos salieron del agua. Andy se detuvo respirando agitado, desesperado, y empezó a escapar.

Preacher regresó a ver, pero era demasiado tarde, uno de los tentáculos atrapó a Andy. Preacher corrió, levantando su martillo, seguro de que está vez podría detener al monstruo. El tentáculo soltó a Andy con el impacto. «Corre.»

Todos empezaron a correr. Decenas de tentáculos salieron del agua. Andy sacó el tolete y se detuvo, mirando a los demás salir corriendo del puente. Él empezó a respirar con tranquilidad, levantando su arma para protegerse, los tentáculos parecían confundidos, incapaces de sentir. Andy caminó alrededor de los que se movían lentamente sobre el puente, intentando no tocarlos al pasar, hasta que finalmente llegó al otro extremo.

El grupo se abrazó, llenos de felicidad por lo que alcanzaron. Listos para continuar su aventura en la naturaleza.

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Sebastián Iturralde

Escritor de relatos enigmáticos, tejiendo narrativas cautivadoras que provocan el pensamiento y estimulan la imaginación. Revelando las profundidades de la experiencia humana a través de las palabras.

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