A menudo, como seres humanos, nos encontramos atrapados por nuestros propios deseos y ambiciones. Vagamos sin rumbo fijo, buscando un fin elusivo para nuestro viaje, perdiendo de vista el camino de la vida, donde cada segundo cuenta. Malgastamos nuestro tiempo en lugares que no nos gustan, haciendo cosas que no disfrutamos.
He experimentado esto de primera mano como miembro de las fuerzas productivas de la humanidad. Como antiguo empleado que trabajaba largas horas y realizaba tareas interminables, entiendo la lucha por encontrar significado en la vida y formar conexiones con los demás.
En algún momento del camino, nos han llevado por un camino destructivo, donde caemos ciegamente en un abismo interminable, odiando cada segundo de existencia. Tratamos de encontrar disfrute en cosas que no nos hacen verdaderamente felices, mientras perseguimos los objetivos de otra persona. La vida pierde su importancia.
Es hora de dejar de sentir lástima por nosotros mismos y comenzar a caminar con propósito, aunque eso signifique no tener dinero en nuestros bolsillos. Si nos enfocamos en la supervivencia, podemos olvidar nuestra soledad y encontrar el amor y la conexión que necesitamos. Después de todo, estamos todos juntos en esto.
Puede ser un desafío imaginar un mundo donde somos verdaderamente libres, pero es un desafío que vale la pena emprender. De lo contrario, seguiremos siendo esclavos de la idea de no tener ninguna necesidad. Rompamos las cadenas de nuestras limitaciones autoimpuestas y comencemos a vivir la vida al máximo, momento a momento.
