Encontré este relato en mi interminable búsqueda de inspiración. Siento que es una excelente ayuda para imaginar el universo de los seres que no comparten nuestros sentidos. Espero que lo disfrutes.
Los primeros recuerdos de Aura estaban cubiertos de rocío y de escarcha. El Invierno había arropado las tundras de Pohjola, la gélida tierra norteña, durante tanto tiempo que pocos jóvenes recordaban los tiempos en que vivía el Otoño. Todo lo que conocían
Estoy atrapado en un barrio de las afueras de la ciudad, por causa de un paro del transporte. No sé por qué vine aquí a sabiendas de que estaba anunciado el paro. En este atardecer, veo pasar personas muy extrañas, pero no
La corta extensión de arena amarilla estaba moteada de piedras negras que surgían aquí y allá como erupciones de lava ya fría. Corría paralela al mar de un azul plomizo, siempre rizado y coronado de espuma. Eternamente enfadado. Pero no era libre,
-Pon tu móvil en modo avión-insistió la mujer. El hombre la miró fastidiado pero lo hizo. Bastante tenía con el pánico a volar como para discutir con la pesada de su esposa. Para qué narices tendrían que viajar a Palma de Mallorca
Jaime Alberto es un muchacho de 25 años que no hace mucho terminó su carrera universitaria y tiene dos años de experiencia en su trabajo. Allí en la empresa maneja buenas relaciones con sus compañeros, a saber, Teresa la misteriosa, que siempre
Es un relato cautivador, te mantiene en vilo esperando a saber por fin cuál es la verdad y, sobre todo, enternecedor, puesto que le permite al lector dejar la imaginación volar recreando, como todos los presentes de ese barrio, una nueva vida
Marie era una preciosa niña de diez años. Unas largas trenzas rubias enmarcaban un óvalo facial pequeño, de tez pálida, casi ocupado por unos inmensos ojos azules, bordeados de largas y espesas pestañas negras. Marie apareció un día deambulando por las calles
Se llamaba Jonathan Silencio, y era un hombre como los demás. Entró en el club con ese aire despistado, como de haberse equivocado de sitio, que todos los hombres solitarios muestran al cruzar la puerta, y que desaparece en cuanto se acercan
Era un habitual y tonto lunes por la mañana, sobre las nueve, cuando una serie de cosas extrañas comenzaron a suceder. Nada más salir de mi portal hacia el trabajo, solo había caminado unos cientos de metros, cuando vi una mujer joven,