Dark Light
Sin la capacidad de sentir la existencia desde una perspectiva diferente, terminamos obligados a aceptar que nuestra razón es la única que puede tener razón.

Si te tomas un momento para examinar la superficie de la Tierra, notarás que no hay una distinción clara entre nuestro planeta y el Sol. Aunque estamos compuestos de diferentes materiales, tanto la Tierra como el Sol están imbuidos de energía que se extiende hacia la atmósfera. Esta energía está contenida en una burbuja que nos impide escapar sin luchar hacia la oscuridad. Somos como prisioneros en nuestro propio mundo, luchando por liberarnos, solo para ser arrastrados de vuelta por la fuerza gravitatoria de la Tierra, cayendo en las profundidades del núcleo del planeta.

Nuestras temperaturas internas son un testimonio de nuestra esencia incandescente, derritiendo nuestras almas en nuestro interior. Estamos cautivados por la belleza de las llamas de carbono que ansían regresar al Sol, pero estamos cegados ante el hecho de que no somos más que motas en los ojos de lo divino. Somos chispas de fuego que arden en verde y azul mientras intentamos romper nuestra confinación.

Desde nuestra perspectiva limitada, todo parece diferente, al igual que cómo los restos de magma intentan escapar del calor sofocante del Sol. No somos conscientes de nuestra prisión y estamos rodeados de chispas que intentan liberarse. Desconocemos el propósito de nuestra existencia, que es solo un momento fugaz ante lo divino, mientras perdemos la conciencia y la razón de existir. Desde la perspectiva del Sol, nuestros años son solo unos momentos fugaces, y estamos perdidos en la oscuridad de la existencia.

A pesar de nuestra convicción de que somos la cúspide de la existencia, no somos más que chispas de luz con las piernas de un niño de un lado y las de un anciano del otro. Somos átomos en constante movimiento, saltando de un lugar a otro, controlados por fuerzas que no podemos comprender. Estas fuerzas nos llevan a no comprender nuestra insignificancia, y nos quedamos con sensaciones irreales que existen entre las gotas de agua. Los sonidos que escuchamos no son más que átomos chocando entre sí. Empujamos los límites de la creación para acercarnos a lo divino.

¿Alguna vez te has preguntado cómo se sienten los rayos del Sol? Son los restos que crean vida en la Tierra. Si el Sol es la vida, ¿por qué no estaría vivo?

Sigamos luchando contra las fuerzas de la nada para llegar a la nada, porque es en esta búsqueda donde podemos encontrar el significado de nuestra existencia.

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