Dark
Light

Alas Estrelladas

enero 8, 2021

Una luz incandescente lo cegó por completo. Por más tiempo de lo que imaginó, lo único que podía ver era un eterno vacío blanco y profundo—como si la luz tuviera espacio y volumen.

De repente, los colores regresaron y Jake ya no estaba en el lugar que recordaba. Incluso sus recuerdos empezaban a desvanecer. ¿Qué está pasando? se preguntó.

«Tranquilo, hijo mío,» dijo el ser que lo acompañaba.

Jake giró para mirarlo, era la expresión más hermosa de amor. «¿Quién eres?»

«Soy el Padre del universo.»

«¿Qué hago aquí?» preguntó Jake al levantarse. «¿Dónde estoy?»

«Tranquilo,» dijo el ser de luz, «estás a punto de ser juzgado.»

«¿Juzgado? ¿Por qué? ¿Qué fue lo que hice?»

«Las respuestas llegarán cuando estés preparado.»

Jake levantó una ceja.

«Mira, están entrando en la arena.»

Efectivamente, ellos estaban rodeados de espectadores—sentados en los graderíos de un coliseo. Y en la arena se abrieron dos compuertas de madera.

«Al llegar a la Tierra te entregamos dos seres para que los cuides,» dijo el Padre. «Vamos a ver cuál es más fuerte.»

Jake no pudo entender. Sin embargo, siguió mirando con curiosidad.

La primera de las criaturas en salir era roja y tenía el aspecto de un dinosaurio. Su piel se veía gruesa como si estuviera hecha de roca. Y su rugido conmocionó a los espectadores.

«Mira lo grande que es,» susurraban algunos seres cerca de Jake.

Luego, y por el lado opuesto de la arena salió un caballero de armadura plateada. Lo curiosos era que este ser tenía alas blancas.

«Buen trabajo,» dijo el Padre. «Parece que este será un espectáculo digno de mi presencia.»

Jake no pudo responder. Su concentración estaba enfocada en la arena.

Una campana dio por iniciada la batalla. Aunque los luchadores no parecían necesitar una señal. El ángel desenfundó su espada y el público se sorprendió con el brillo de la hoja de metal. En el otro extremo, el demonio con sus grandes y afiladas garras miraba de un lugar a otro—hasta que cruzó su mirada con Jake.

Ellos parecían tener un pacto, ya que la criatura sonrió por un instante. Luego, bajó la mirada y corrió contra su contrincante.

El ángel abrió sus alas y tomó la espada con dos manos—flotando en dirección del demonio.

Para asombro de todos los presentes, una fuerte luz iluminó el coliseo cuando chocaron por primera vez. Era fácil notar que se trataba de luchadores del mismo nivel—el demonio atacaba al impulsarse con sus poderosas piernas, y el ángel aprovechaba la distancia para atacar.

La pelea parecía estar perfectamente reñida, cuando un descuido le dio una oportunidad al demonio—el golpe llegó de sorpresa, destrozando el casco plateado y lanzando al ángel contra el suelo de la arena. El demonio saltó para continuar con el ataque, una y otra vez lo golpeó con sus garras. Pero el ángel, retrocediendo, se levantó enseguida y parecía estar a punto de recuperar el conocimiento. Cuando sonó la campana.

El Padre se levantó y los luchadores se detuvieron de inmediato. «Haz hecho un buen trabajo.»

Jake giró para mirar al ser más hermoso que podría imaginar. «¿A qué se refiere?»

«En la vida terrenal estás obligado a preparar a tus luchadores,» dijo el Padre. «Veo que has sido justo con los dos.»

El Padre volvió a sentarse y los luchadores continuaron, la pelea debía durar tres asaltos de la misma duración—Jake miró sorprendido el espectáculo del fruto de su vida. Tal y como había dicho el Padre, los seres parecían tener el mismo nivel. Así continuó el segundo asalto sin mayor sorpresa. Sin embargo, el último sería decisivo.

Jake no sabía a cuál de sus creaciones debía apoyar. Las dos peleaban con tal belleza, era un espectáculo de luces y explosiones—ataques y defensas.

El Padre tomó asiento y la pelea continuó. Los luchadores se veían exhaustos, lanzando combinaciones que parecían no lastimar a su oponente—para ellos todo era diferente.

Metahel, el ángel, tenía su armadura en pedazos—su cuerpo musculoso y grandes alas eran lo único que lo protegían. Mientras, Joehael, el demonio se impulsó sobre sus cuatro extremidades para volver a atacar. Su fuerte coraza de piedra tenía varios cortes de la espada, incluso quedaba solo la mitad de uno de los cuernos en su cabeza.

Metahel lanzó lo que quedaba de su armadura al piso, y tomó su espada con las dos manos—dividiéndola en dos. Sorprendentemente, de la espada brotó un escudo.

Joehael estrelló las garras de su brazo derecho contra el escudo y una luz blanca lo cegó, el ataque lo llevó contra el piso de la arena—inmediatamente giró para protegerse. Sin embargo, todavía había recuperado la vista. Así que cubrió su rostro con los brazos antes de sentir el golpe con la espada.

Con todas las fuerzas que le quedaban, Metahel levantó su espada para volver a atacar. Esta vez golpeando al demonio por un costado, viendo un trozo de su gruesa piel caer.

El dolor llegó de repente, remordiendo todo su cuerpo. Joehael se arrastró hacia atrás para evadir los ataques, hasta que recuperó la vista y saltó girando hacia atrás—al caer sobre sus cuatro extremidades se impulsó.

De respiración agitada, Metahel miró al demonio elevarse—dando un paso hacia atrás se protegió tras su escudo. Solo que esta vez no llegó el impacto.

Joehael cayó, girando a gran velocidad, perforando el piso—tomando el pie del ángel al salir bajo la tierra.

Jake miró sorprendido al demonio arrojar al ángel contra la pared de la arena, y la gran explosión de luz. Los espectadores se levantaron para ver lo que sucedía.

Metahel encontró su espada a un costado, pero el escudo que soportó el impacto estaba destruido. Sin embargo, debía continuar con la pelea. Así que giró para encontrarse con el inmenso demonio celebrando.

Una luz se movió de un costado al otro—Metahel era esa luz. Intentando moverse loas rápido antes de atacar, pero Joehael estaba listo para defenderse.

El demonio supo dónde llegaría el ataque que Jake no podía ver. La luz se movió de forma irregular alrededor de la arena antes de estrellarse contra Joehael.

Metahel sintió a su espada estrellarse contra el brazo del demonio y la dejó ir—dejando que la fuerza del impulso lo lleve al otro costado. Y con mucha presión, incrustó una pequeña cuchilla en el espacio descubierto por la gruesa piel de Joehael.

Jake se levantó al notar que el demonio empezó a brillar y luego explotar.

El Padre se levantó dando por terminada la batalla. «Tuve altas expectativas de ti,» dijo al girar a ver a Jake. «Pero lo vas a tener que volver a intentar.»

Sebastián Iturralde

Escritor de relatos enigmáticos, tejiendo narrativas cautivadoras que provocan el pensamiento y estimulan la imaginación. Revelando las profundidades de la experiencia humana a través de las palabras.

3 Comments

  1. El relato me gustó, está lleno de acción y lo has sabido llevar muy bien. El final me sorprendió pues aunque el ángel ganó entiendo que mandan a Jake de nuevo a vivir en la tierra (castigo). Claro que dependiendo de la idea, moral, ética de cada quien se puede interpretar, habrá quien hubiera querido que ganara el demonio por ejemplo. El relato parece sugerir que se necesita un equilibrio entre el bien y el mal (idea interesante). Por supuesto que uno no queda indiferente ante la lectura. ¡Saludos!

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