Dark
Light

Ojo por ojo, diente por…

septiembre 23, 2020

Ahora debo buscar una forma para salir de aquí, pensó Carlos cuando logró librarse de la soga con la que estaba amarrado. Claro que todavía no sabía dónde se encontraba, o cómo fue que llegó este lugar—solo podía recordar lo último que hizo en su oficina. Después… nada.

Su ropa estaba sucia, aunque el cuarto en el que se encontraba no tenía espejos—Carlos podía imaginar su reflexión, su aspecto descuidado y desarreglado.

Al poco tiempo notó que el cuarto era circular y tenía tan solo una puerta. Desde luego, esta se encontraba cerrada. Carlos forcejeo la cerradura y la golpeó—inútilmente—con intenciones de derribarla. Su frustración fue aumentando. Poco a poco, dándole fuerzas al miedo de estar encerrado.

«Auxilió», repitió en varias ocasiones. «Hay alguien allí.»

Carlos estaba solo, y sin respuestas para sus preguntas. Notó que el cuarto en el que se encontraba era demasiado grande para su gusto, y con el piso de tierra. Era posible que se encontrara a las afueras de la ciudad en alguna hacienda.

Hasta que los vio aparecer. El cuarto tenía un espacio antes de llegar al techo, una especie de graderío, y Carlos asumió que se trataba de un escenario. Rápidamente se llenó de personas, algunas lo miraban con curiosidad.

«Me pueden ayudar a salir de aquí,» dijo Carlos.

Sin embargo, no tuvo una respuesta del público.

Tardó un largo tiempo hasta que todos encontraron su lugar para ver el espectáculo, y apareció el presentador.

«Damas y caballeros,» dijo con un micrófono en su mano. «En la arena se encuentra Carlos—un abogado de vida rutinaria que ha generado una gran fortuna.»

Las personas del público aplaudieron con emoción.

«Su prueba será derrotar a Xavier, un luchador de artes marciales mixtas que no está feliz con los resultados de su caso.»

Carlos vio que la puerta de la arena se abrió y un hombre musculoso entró.

«No, no,» dijo Carlos. «Debe haber un malentendido.»

Xavier solo caminaba de un lado al otro, sin alejarse mucho de la puerta ahora cerrada.

«¿Cuánto te están pagando?» suplicó Carlos. «Te daré el doble.»

«…será una pelea a la muerte,» dijo el presentador. «Dos entran pero solo uno puede salir.»

Con eso Xavier se empezó a acercar despacio, con sus brazos levantados. Su mirada fija sobre Carlos.

«Te lo suplico,» dijo Carlos. «Esto no tiene que ser así.»

Pero Xavier no tenía tiempo para una conversación, solo podía pensar en la pelea. En la posición que tenía su rival, la guardia baja—su aparente poca importancia por lo que estaba sucediendo. Así que, lo acorraló para acortar la distancia y probar algunos golpes.

Carlos caminaba hacia atrás, intentando evitar los ataques. «Por favor, no.»

Xavier lanzó un par de golpes para medir las reacciones de su contrincante, conocer el espacio—saber qué tan rápido reaccionaba.

Pero Carlos solo huía hacia atrás, intentando—sin estrategia—evadir los ataques.

Xavier continuó moviéndose de un pie al otro, persiguiendo a Carlos. Lanzó un par de golpes sin intenciones de impactar, solo para generar una reacción. Fue ese instante que encontró el ángulo perfecto, y con un golpe en la mandíbula envío a Carlos al piso.

Las luces se apagaron y cayó. Carlos permaneció inconsciente por un instante, tomándose con las manos del piso para recuperar el balance.

Xavier celebraba a pocos pasos, esperando a su contrincante.

«Debe haber un malentendido,» dijo Carlos, levantándose.

Xavier levantó los puños y volvió a buscar a su presa.

Sebastián Iturralde

Escritor de relatos enigmáticos, tejiendo narrativas cautivadoras que provocan el pensamiento y estimulan la imaginación. Revelando las profundidades de la experiencia humana a través de las palabras.

6 Comments

Deja una respuesta

Your email address will not be published.

Don't Miss

Viajando en compañía de la soledad

Su mirada estaba tan vacía que llegué a pensar que

Prólogo a la gramática de la lengua castellana

A LA MUI ALTA Y ASSÍ ESCLARECIDA PRINCESA DOÑA ISABEL,