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Velas Azules

junio 9, 2021

Muy pocos conocen el borde de la Tierra… más allá de los mapas mostrados a las multitudes; más allá de la idea de una esfera flotante en el vacío. En el verdadero fin del mundo conocido, más allá de las oscuras y turbulentas aguas heladas—haciendo todo lo posible para dirigir su barco, Iván y su tripulación intentaban mantenerse a flote.

«Capitán…» exclamó Tledine antes de tirarse al suelo paravesquivar una cabo suelto.

Iván maniobró el timón mientras el barco pasaba junto a icebergs gigantes. Enventuramente, las corrientes los llevaron sobre una fina capa de hielo. ¿Acaso no piensan bajar las velas?

El Land Lover rompió el hielo al atravesarlo, y estuvo a punto de salir del agua. Los piratas lograron sostenerse hasta que una fuerza repentina los envió hacia adelante; el capitán se agarró con fuerza al timón hasta que la embarcación se detuvo.

Iván levantó la mirada… moviéndose con cuidado, escuchando el chirrido de la madera. «¿Están todos bien?» preguntó.

«Ey ey…»

«Creo que estamos en problemas,» dijo Iván al bajar por la escalera.

«¿Qué vamos a hacer capitán?» preguntó Jostas. «Estamos atracados.»

«Habrá tiempo para eso…» dijo el capitán. «Por ahora, necesito refrescar mi garganta».

«Pero…»

Iván cubrió el rostro de Jostas con una mano. Luego, tomó un jarro de madera y lo llenó con licor de un barril. El resto de piratas se acercó, observando a su capitán beber. «Estamos vivos… ¿verdad?»

«Va a ser muy difícil salir de este lugar», dijo Grimoul con los brazos cruzados frente al pecho. Ella era claramente la más alta de todos los piratas.

«Podríamos esperar a que el hielo se descongele…» dijo Jostas antes de recibir un golpe en la cabeza.

«¿Alguna otra idea?» Iván preguntó y continuó bebiendo.

«Creo que…» dijo Apolinios, «podríamos tirar del bote con cuerdas».

«El Land Lover no es un bote», dijo el capitán. «Pero es una buena idea, tú estarás a cargo. Mientras tanto, necesito un equipo para una expedición».

«Debe estar loco», susurró Jostas hacia un costado.

«Tenemos un voluntario», dijo Iván, poniendo su mano sobre la cabeza de Josta. «¿Alguien más?»

Algunos de los piratas que rodeaban al capitán levantaron el brazo, pero él sabía exactamente a quién iba a llevar. Iván eligió su equipo y se preparó para una expedición a las heladas tierras del fin del mundo.

«Algo me dice que esto va a ser aburrido», dijo Sherina, «pero prefiero ir con usted que sacar el barco de este lío».

«Será mejor que traigas tus armas», dijo el capitán.

Sherina giró… mostrando dos pistolas y un cuchillo en la espalda. «Para usted, capitán…siempre estoy lista».

Iván miró de un lado a otro. «Bueno…el plan es simple. La leyenda habla de un tesoro a dos horas de aquí—será un viaje fácil. Llegamos, encontramos y regresamos. Tenemos que estar aquí antes de la puesta del sol».

Jostas miró al capitán con sospecha… hasta que Grimoul lo empujó. «Mira por dónde vas», exigió.

«Lo siento…no estás en mi rango de vista.»

«Tranquilos», dijo el capitán. «Dejemos esto para más tarde… Tledine, ¿listo para correr?»

Tledine asintió y todos corrieron tras él.

Correr durante dos horas no es difícil, a un ritmo experto, por supuesto. Los piratas ignoraron el frío de la nieve. Tledine conocía el terreno y evitaba la nieve blanda. Cruzaron a través de la brisa helada, seguros de que serían los únicos lo suficientemente locos como para viajar por las tierras prohibidas; finalmente, los hombres del capitán Iván Three Eyes alcanzaron a ver una sombra en la distancia.

«Imposible», dijo el capitán, deteniendo al grupo.

«No hay nubes en el cielo», dijo Tledine.

Grimoul miró hacia arriba, sin entender lo que estaba sucediendo.

«No es una sombra», dijo Sherina.

«Ella tiene razón», dijo el capitán, mirando a través de un telescopio. «Es una estructura negra».

«Quiero ver…» dijo Jostas, levantando los brazos.

Iván sostuvo el telescopio fuera del alcance de Jostas; lo vio saltar un par de veces antes de guardarlo en su mochila. «Encontramos nuestro objetivo».

Tledine no podía creer lo que habían encontrado, peor aún, que el capitán los guió a la perfección.

«Llévanos al cubo de cristal», dijo Iván.

Tledine volvió a correr frente al grupo.

«Han sido advertidos…» las palabras sonaron dentro de la mente de Iván. «Estas tierras están fuera del alcance de los de su especie».

«¿Qué es eso?»preguntó Tledine al detenerse y notó que el resto del grupo pasó a un costado.

«Continuar les costará la vida», volvieron a hablar las voces dentro de las mentes de los piratas.

«Debemos concentrarnos en el objetivo», dijo el capitán.

En poco tiempo, se acercaron lo suficiente para ver la inmensa estructura cristalina. Un cubo perfecto con paredes de seiscientos pies de altura. Los piratas descendieron por una colina nevada antes de que el cubo estuviera a su alcance. Las paredes lisas parecían estar hechas de una sola pieza de mármol. Aunque su color era demasiado perfecto.

«Ustedes dos por allá», dijo Iván y jaló a Jostas para que lo siga.

Tledine vio a los piratas desaparecer en los lados opuestos del cubo y se quedó paralizado. ¿De dónde salió esto? se preguntó.

Iván siguió corriendo. Mirando cuidadosamente todo lo que le rodeaba. Debe haber algo que podamos tomar. Cuando llegó a la esquina del cubo, giró y se detuvo abruptamente.

«¿Qué pasó?» preguntó Jostas después de chocar con el capitán.

«Mira», susurró Ivan.

Se abrió una puerta en la cuarta cara del cubo. Iván, como los demás, vio salir a dos seres de aspecto humanoide. No parecían preparados para el frío, sus cuerpos desnudos dejaban al descubierto su piel azul.

«Este lugar está más allá de los límites de su tierra», dijo uno de los seres. Su voz se escuchó en la mente de todos los presentes.

«A ELLOS», gritó el capitán y los cuatro piratas empezaron a correr.

Sherina tomó una escopeta de su espalda y fue la primera en disparar. Luego, la tiró a un costado y tomó sus pistolas.

Grimoul estaba lista para disparar lo que parecía ser una pequeña bazuca. La explosión la obligó a detenerse, y Sherina pasó corriendo junto a ella.

Uno de los seres de piel azul comenzó a girar un palo negro del mismo material que el cubo y desvió el proyectil. El otro humanoide se volvió hacia el capitán.

Iván disparó.

Jostas hizo una pausa, apuntando una escopeta por un instante antes de disparar. Luego corrió tras el capitán.

«Sus esfuerzos son inútiles», escucharon los piratas dentro de sus cabezas, y continuaron corriendo hacia los seres de piel azul, viéndolos defenderse con sus palos negros.

Entonces, la red de metal disparada por Sherina cayó encima de los humanoides… sus armas se enredaron, causando que los seres perdieran el equilibrio y caigan. Otra red de metal cayó sobre ellos, justo a tiempo para que los piratas pudieran colocar estacas en las esquinas de la red.

«Asegúrate de que no puedan moverse», dijo Iván, clavando una estaca en su esquina de la red.

Los seres de piel azul parecían sorprendidos.

«Habla en mi mente ahora», dijo Ivan antes de agarrar un palo brillante del suelo. El capitán se sorprendió al ver que se encogió en su mano, luego tomó el otro y los colocó fácilmente dentro de su mochila. «Tenemos lo que vinimos. Será mejor que salgamos de aquí».

Los piratas corrieron hacia Tledine y regresaron al barco con sus tesoros.

Sebastián Iturralde

Escritor de relatos enigmáticos, tejiendo narrativas cautivadoras que provocan el pensamiento y estimulan la imaginación. Revelando las profundidades de la experiencia humana a través de las palabras.

20 Comments

  1. Your surreal take does stir my mind, and is leaving me ponder.
    It is impressive how you intertwine the real with the mythical and the phantasmic, giving the reader the options of many interpretations where the story might lead.

  2. Muy violento final para regresar con un insignificante tesoro, donde no conocimos el motivo del humanoide en ese lugar. ¿Guardián del Tesoro o simplemente otro saqueador como los protagonistas?
    De todos modos…Gracias por compartir.

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