En el interior del portal no existía una superficie para colocar los pies, Minerva intentó un par de veces estirarse para alcanzar algo pero no había nada. Su cuerpo parecía flotar ya que ella era incapaz de sentir la resistencia del aire al caer. La sensación era parecida a volar. Solo que sus ojos no podían confirmar esa hipótesis al ver tentáculos de luz blanca a su alrededor. Minerva alcanzó a uno de estos y alejó su mano con miedo al sentir su textura. ¿Acaso así se siente sostener un rayo de luz?
De repente, los tentáculos de luz comenzaron a rodearla hasta que cada centímetro de su cuerpo estuvo envuelto en esa extraña sensación. Minerva cerró los ojos, abrumada por el resplandor, y sintió cómo sus pies tocaban suavemente la tierra. Poco a poco, la luz se desvaneció.
Al abrir los ojos, Minerva se encontró en un mundo de fantasía. Tuvo que levantar la cabeza para apreciar la magnitud del árbol a su lado: era enorme, no solo alto, sino también ancho, cubierto de frutos de todos los colores. Le resultaba difícil identificar completamente su forma, pues solo podía verlo desde abajo y por los costados. Al bajar la mirada, se asombró ante el jardín de flores y árboles que la rodeaban. Giró sobre sí misma, buscando una salida, cuando Maximilian se acercó.
—Bienvenida a Draconious —dijo—, el mundo de los magos.
Minerva vio una pileta a pocos pasos, admirada por el fuego encendido como una vela gigante.
—Este es un lugar especial —continuó Maximilian—. Aquí podré medir a cuál de las escuelas tienes mayor afinidad.
Sacó un objeto dorado de su gabardina. La esfera se abrió y cuatro luces de colores comenzaron a girar a su alrededor, acercándose lentamente a Minerva. Las luces amarilla, verde, azul y blanca la rodearon. Ella levantó los brazos, pero enseguida los bajó para sujetar su falda, sintiendo la brisa jugar con su cabello y el calor del fuego cerca, mientras el agua la acariciaba suavemente.
Minerva permaneció en medio de esa exposición de sensaciones, notando cómo cada luz se alejaba hasta que solo quedó la refrescante presencia del agua a su alrededor.
—Los elementos han dado su veredicto —anunció Maximilian.
La joven giró, sorprendida.
—El agua te ha escogido —dijo.
Minerva observó la partícula de luz azul girar lentamente a la altura de sus ojos. Sintió que la magia del agua intentaba comunicarse con ella, transmitiéndole una extraña felicidad antes de desaparecer. Maximilian cerró la esfera dorada y la guardó.
—Ahora te llevaré a la escuela que te ha elegido —dijo—. Neptulius, el ala especializada en magia de agua de Elysium.
