CARGANDO

Encuentra más aquí

Neptulius: el primer encuentro

Neptulius: el primer encuentro

Neptulius: el primer encuentro

De repente, los recuerdos de su pasado la invadieron: la prohibición de tomar sus propias decisiones, la obligación de obedecer. El frío de regresar a clases era lo único en lo que podía pensar. ¿Acaso estoy atrasada? Las puertas cerradas de la escuela solo podían significar una cosa. No quería continuar. Deseaba regresar a casa y esconderse bajo sus sábanas, bajar corriendo las escaleras para ver a su madre preparar el desayuno.

La puerta de Neptulius comenzó a abrirse cuando Minerva estuvo lo suficientemente cerca. Una sonrisa se dibujó en su rostro al ver cómo se abría el camino a un mundo al que aún no podía comprender. Un arco de chorros de agua sobre un pasillo azul, en medio de dos cascadas. El agua caía desde las paredes y se reunía en un túnel.

Minerva sintió cómo su piel se humedecía con cada paso. Era una frescura perfecta. Al caminar bajo el túnel de agua, diminutas gotas cayeron sobre ella. El recuerdo de Maximilian volvió a su mente y, al girar, vio cómo las puertas se cerraban. Sonrió. Esto era más de lo que había esperado de la vida.

Al continuar, vio por primera vez a una criatura de agua: un fluido transparente que se movía sobre un punto y se expandía en un cono, como un embudo transparente. La criatura giraba su cola sobre la superficie y movía los brazos para equilibrar su cuerpo. Minerva no pudo evitar sonreír al verla cruzar la habitación.

El túnel la condujo a un gran salón desde donde partían diferentes caminos: corredores en todas direcciones, escaleras que llevaban a un pasillo superior, más caminos por explorar. Las paredes parecían sólidas, como los suaves troncos del puente por el que acababa de entrar. Minerva se preparó para tocar una de ellas y comprobar si era del mismo material que el piso… cuando sintió una mano en el hombro.

—Bienvenida a Neptulius.

Minerva giró, sorprendida por el repentino contacto. Frente a ella estaba otra joven, un poco mayor, vestida con una gabardina negra como la de Maximilian.

—Disculpa si me retrasé —dijo la maga con una sonrisa—. Mi nombre es Joanne y voy a ser tu guía hoy.

Minerva sonrió con timidez.

—Vamos a dar una vuelta para que conozcas todo lo que necesitas de tu nueva escuela.

Minerva sintió una corriente recorrer todo su cuerpo y levantó la mirada para imaginar todo lo que puede esconder un lugar como este.

—Sígueme —dijo Joanne tomando uno de los múltiples corredores.

Ver comentarios
Compartir
Sebastián Iturralde

Sebastián Iturralde

Un simple ciudadano de este hermoso planeta, eterno enamorado de la creación artística y de las letras, con la firme convicción de que la energía creativa surge de la naturaleza.

Comenta en Twitter

Comparte tus pensamientos sobre esta historia en Twitter.