Aslan tomó su espada del piso. No podía creer lo que estaba sucediendo: Sharai se encontraba inconsciente contra una de las paredes de la habitación. ¿Qué clase de poderes utiliza este tipo?
Esta era la primera vez que se enfrentaba a un caballero de oscuridad. Aslan levantó el tomo colgado por una cadena en su cintura y lo abrió. En su mano, el libro comenzó a mover sus páginas. Aslan sintió la luz entrar en su cuerpo, sanar sus heridas e incluso devolverle la fuerza.
No me voy a dar por vencido, pensó el caballero de luz, con su armadura plateada brillando intensamente.
—¿Vas a dejar de jugar? —preguntó Ivan, el caballero de oscuridad, apoyándose sobre su gran espada de hoja negra. Toda su armadura era negra y estaba grabada con figuras demoníacas; incluso su casco tenía cuernos—. Me estoy aburriendo.
Aslan lo ignoró, tomando su gran espada, Resplandor, con ambas manos. La luz brillaba alrededor de su hoja plateada.
—Demuéstrame lo que tienes —dijo Aslan.
Ivan observó al caballero de luz deslizarse sobre el piso, dejando un rastro de aura tras su espada. Otra vez esto, pensó, levantando una mano.
Del piso brotaron rocas puntiagudas, interponiéndose en el camino de Aslan. Esta vez estaba preparado: con un movimiento de su espada desvaneció las rocas en su camino. Lo mismo hizo con las siguientes.
Veo que tienes nuevos trucos, pensó Ivan, tomando su gran espada con ambas manos y comenzando a correr. A pocos pasos, ambos se encontraron, estrellando sus espadas. La luz y la oscuridad crearon un vacío en el cuarto.
Es más poderoso de lo que aparenta, pensó Aslan, continuando con el ataque. El movimiento preciso de su espada fue bloqueado una y otra vez. La luz le daba fuerza, pero no sabía con exactitud cuánto duraría. Tengo que terminar con esta pelea.
Ivan removió su casco, dejando libre su cabellera plateada.
—No tienes salida —dijo Ivan.
Aslan respiraba con prisa. Debe haber alguna forma.
Ivan comenzó a atacar. Una y otra vez, sus espadas parecían estallar al impacto, cambiando el color de la habitación por un instante. El choque entre la luz y la oscuridad era impresionante.
Ambos continuaron peleando, estrellando sus espadas en un espectáculo de destellos. Las ráfagas de luz y oscuridad iluminaban la habitación mientras se movían con gran precisión para defenderse y atacar.
—No podrás pasar —dijo Ivan, saltando hacia atrás para alejarse. Luego, abrió su mano y pasó la cuchilla afilada sobre su palma, cortándose lo suficiente para dejar caer una gota de sangre al piso.
Aslan observó con sorpresa cómo un demonio brotaba del suelo.
—Encárgate del caballero —ordenó Ivan—. Tengo asuntos más importantes.
Aslan alcanzó a protegerse con su espada. La piel del demonio parecía estar cubierta de un material tan fuerte como el metal. Aslan tuvo que retroceder para defenderse.
—Hasta nunca —dijo Ivan, colocándose el casco antes de salir de la habitación.
Aslan levantó el tomo de su costado y lo abrió en una página específica. Repitió las palabras en su mente y llevó con fuerza su espada contra el piso. Una jaula de luz rodeó al demonio, inmovilizándolo.
Luego, recuperando su espada, Aslan corrió para seguir al caballero de oscuridad, pero encontró que la siguiente habitación había desaparecido, como si hubiese sido arrancada.
Aslan regresó para ver a Sharai. La hechicera seguía inconsciente en el piso.
Perdimos a la princesa, pensó.