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La Amenaza Azul
27 de octubre de 2021 | Ciencia Ficción

La Amenaza Azul

La Amenaza Azul

Iván intentó mantener la cordura, mientras el químico que circulaba por sus venas lo hacía perder contacto con la realidad. El Amante de la Tierra continuaba navegando hacia el barco de metal azul, mientras los piratas parecían confiados en la capacidad de su capitán para salir victorioso.

La realidad seguía escapándose del alcance de Iván. Eventualmente, el barco enemigo tomó la forma de una serpiente gigante; en la mente del capitán, criaturas marinas comenzaron a saltar a bordo del Amante de la Tierra.

—Toma el timón —dijo Iván antes de saltar para deslizarse por una barandilla.

Jostas vio al capitán llegar a la cubierta inferior y comenzar a luchar… no había nadie frente a él.

Iván creía que el barco estaba siendo invadido por criaturas marinas—humanoides con piel verde y escamas. Los efectos del químico en su mente limitaban su capacidad para ver la realidad; su imaginación llenaba los espacios vacíos que dejaban sus sentidos deteriorados.

Los demás piratas se sorprendieron al ver a su capitán luchar contra el aire con su espada, mientras Iván miraba a las criaturas marinas como si fueran reales.

Después de navegar durante unos minutos, Jostas llevó el Amante de la Tierra al barco de metal azul. Los piratas se prepararon para abordarlo… cuando vieron los cañones.

La explosión generó casi simultáneamente una onda expansiva. Los piratas se congelaron, esperando lo peor. Iván continuó luchando contra los seres de su imaginación, mientras la esfera etérea en su bolsa comenzaba a actuar de manera extraña.

Fallaron… las balas de cañón se detuvieron a unos pocos pies del Amante de la Tierra. Una energía inexplicable las detuvo como si el barco estuviera protegido por un campo de fuerza.

Iván no se dio cuenta de lo que había sucedido y agarró una cuerda antes de saltar desde la cubierta superior. Los piratas lo miraron sorprendidos mientras se balanceaba sobre ellos y apenas alcanzaba el borde del barco de metal azul. El resto de la tripulación comenzó a lanzar cuerdas para abordar al enemigo.

El capitán logró agarrarse a la serpiente que había creado con su imaginación, y mientras subía se encontró con más criaturas marinas. Iván sacó la espada de su cinturón y cargó.

Los seres de sangre azul no podían creer lo que estaba pasando. Algunos miraban a Iván con curiosidad, levantando sus armas para disparar. Seguramente las acciones del humano eran irracionales.

Iván creía que los seres de sangre azul eran serpientes marinas humanoides. Le era imposible entender su tecnología—el disparo casi silencioso giró en dirección al capitán. No había nada que pudiera hacer para evitarlo. Iván ni siquiera podía imaginar lo que estaba a punto de suceder. Una vida desperdiciada por los efectos de un narcótico. El último castigo de una bruja.

La munición no alcanzó su objetivo… la esfera etérea vibró nuevamente en la bolsa de Iván. Esta vez detuvo la bala a unos pasos del capitán.

Los seres de sangre azul continuaron disparando, mientras el capitán saltaba hacia ellos con su espada. Las balas parecían inútiles mientras la esfera etérea vibraba. Poco a poco los demás piratas llegaron y demostraron ser mejores luchadores—acabando con el enemigo.

Iván continuó luchando contra las criaturas marinas. Eventualmente, encontró una puerta y entró en la serpiente para encontrar una forma de destruirla desde adentro. Su imaginación seguía cambiando su entorno; los pasillos del barco le parecían al capitán como las entrañas de un animal.

Los piratas saquearon el barco de metal y eliminaron a todos los seres de sangre azul; uno de ellos aceptó rendirse. Mientras tanto, Iván había estado caminando por los pasillos internos del primer barco de metal que había visto. Estaba seguro de que el interior de la serpiente era diferente de lo que había esperado.

Poco después de caminar por los largos pasillos, Iván escuchó una voz. La hermosa melodía debía provenir de una sirena, no había otra explicación para su creciente deseo de buscarla. El capitán siguió el sonido.

Finalmente, Iván encontró una puerta de metal azul. Estaba seguro de que el sonido provenía del interior. La voz de una mujer atrapada. Después de luchar por un tiempo, encontró una manera de abrir la puerta.

Dentro encontró a la sirena de su imaginación. Una mujer con cabello largo y ondulado, batiendo su aleta en el suelo. Parecía brillar. Iván nunca pensó en encontrar una sirena y le ofreció una mano para ayudarla.

La mujer miró al pirata con curiosidad. ¿Qué hace un humano aquí?

—Toma mi mano —dijo Iván—, te ayudaré a salir.

Iván sintió la mano de la sirena y un destello de luces lo cegó por un instante. Cuando recuperó la vista, la mujer tenía piernas humanas.

—¿Qué estás esperando? —dijo Shelly—. ¿Vas a sacarme de aquí?

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Sebastián Iturralde

Sebastián Iturralde

Un simple ciudadano de este hermoso planeta, eterno enamorado de la creación artística y de las letras, con la firme convicción de que la energía creativa surge de la naturaleza.

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