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Sibilare - Parte 17

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DANA EMPEZÓ A DUDAR sobre el uso de sus poderes, ahora que sabe lo rápido que la iglesia la encontró. Era como si ellos podrían presentir las vibraciones que se emanan; el control de los elementos seguía siendo algo nuevo, ella no entendía las razones para que los sagras la persigan.

Debía haber algo con el uso de sus talentos que a ellos les preocupaba. Después de todo, los sagras usan a los humanos para purificar el oro; un trabajo complicado que ellos nos enseñaron. Entonces, ver de lo que un humano es capaz cuando deja de trabajar para el beneficio de ellos, debe ser preocupante.

Pese a eso, Dana empezó a temer sus talentos, lo suficiente para que se limite a no utilizarlos. Han pasado varias semanas desde la última vez que vio a un sagra—esas criaturas de piel roja y bocas llenas de colmillos. Ella trató continuar con su vida, o al menos empezar una nueva.

La casa de Jacob fue más de lo que ella esperó conseguir. Tenía todo, era perfecta. Él, por otro lado, era algo complicado, desapareciendo por horas en caminatas con Jason. Sin embargo, Dana no podía darse el lujo de salir a caminar todos los días; era como si ellos necesitaran regresar, ir en búsqueda de Chirilín.

—Vamos, Dana —dijo Jacob al salir del baño después de ducharse—, acompáñanos.

Dana todavía no terminaba de despertar.

—¿Podemos salir más tarde?

—Tienes tiempo para darte un baño.

Dana arrimó su cabeza sobre la barra.

—Está bien.

Ella usaba una pijama delgada de dos piezas que cubría muy bien su figura.

Jacob caminó hasta su cuarto y cerró la puerta.

¿Será que es gay?, se preguntó Dana. No estaba acostumbrada a pasar tiempo con hombres que no la vieran con deseo, así que era posible que Jacob tuviera una orientación diferente. Por otro lado, Jason sí era el típico hombre que solo puede ver una cosa en las mujeres.

Por alguna razón, Dana se sentía protegida al estar con Jacob. Como si los demás hombres se portaran mejor con su presencia, quizá era solo su percepción de la situación. Pero ese Jason sí que parece perseverante. Me pregunto si tendrá éxito con su técnica.

Después de caminar lentamente hacia la ducha, Dana se dio un buen baño en agua caliente. Esta vez, al igual que en múltiples ocasiones, escuchaba las gotas de agua estrellarse contra el protector plástico para no mojar su cabello. Todavía no estaba lista para empezar su rutina de cuidado, así que salió del baño después de jabonar todo su cuerpo.

Para cuando terminó de vestirse, con un pantalón holgado de montaña y una pupera amarilla, Jason ya estaba en la puerta de la casa de Jacob. Los dos tenían sus motocicletas listas para regresar a las montañas.

Jason no pudo disimular al verla salir de la casa. Uf, estás como quieres, pensó, girando para ver a Jacob y levantar las cejas. Luego le golpeó con una mano el hombro.

—Bien, mijín.

Jacob levantó la mirada, intentando ignorar lo que estaba sucediendo.

—Sí que sabes cómo vestir —dijo Jason.

Dana levantó el cierre de su mochila.

—¿Listos?

—Ni sabes, mijín —dijo Jason—. Ayer estaba con unos panas afuera de mi casa. Con el Mijirey. Y todo fresco, conversando. Cuando de la nada, loco, frente a mis ojos, veo que cae una bola de fuego en la montaña. Increíble. Un fuego azul se quedó encendido en el lugar del impacto por un minuto. Las plenas que están pasando cosas raras.

Jacob se quedó en silencio, imaginando la caída de una bola de fuego.

—Debió ser un meteorito —dijo Dana.

—Claro, mijín —dijo Jason—. Pero ¿cuáles son los chances de que caiga mientras estamos viendo en esa dirección? Pregúntale al Mijirey, verás. Nos quedamos locos.

—Bueno y… —dijo Dana—. ¿Quieres ir a buscar la roca que cayó del cielo?

—Nada de eso, mijín —dijo Jason—. Hoy vamos a jugar golf.

Dana y Jacob hicieron una pausa mientras Jason abría una de las bolsas al costado de su motocicleta. Estaba llena de bolas blancas.

—Tengo hasta el palo —dijo señalando al costado de la motocicleta.

Dana no podía creer lo que estaba mirando. Este tipo quiere llevarnos a jugar golf, pensó. ¿Qué es lo que le pasa?

—Conozco el lugar perfecto —dijo Jason y giró para encender su motocicleta.

Dana giró para ver a Jacob, pero él solo levantó los hombros.

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Sebastián Iturralde

Sebastián Iturralde

Un simple ciudadano de este hermoso planeta, eterno enamorado de la creación artística y de las letras, con la firme convicción de que la energía creativa surge de la naturaleza.

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