Al despertar, encontró todo en el mismo lugar que el día anterior. Imposible… el fuego lo había consumido todo. El recuerdo de las llamas en su piel era lo único que quedaba. ¿Cómo era esto posible? La vida debería haber terminado.
El mundo parecía diferente. La habitación tenía algo peculiar que la diferenciaba de sus recuerdos. Sin pensarlo mucho, Timothy se levantó de su cama. Parecía horneado y allí estaba su amada… el tiempo debía estar jugando con él. Todo estaba en su lugar.
Timothy caminó alrededor de su cama. Las cenizas de sus recuerdos desaparecieron por completo. Quizás todo fue un sueño, pensó. Quizás las acciones de nuestra vida no importan.
Esta era una oportunidad para empezar de nuevo. Hacer todo perfectamente mientras esperaba resultados diferentes. Después de todo, eso era lo único que le pertenecía━la búsqueda de la perfección━ver cómo sus esfuerzos se convierten en algo maravilloso. Esperar pacientemente con la esperanza de que el fruto de su trabajo haya sido suficiente. Esperaba que sus creaciones se vieran como él esperaba.
Sin embargo, esta vez la vida le dio una mano para la que no estaba preparado.
Notar que todo estaba como antes de la catástrofe le dio felicidad, pero no podía ser real. Tal vez un sueño. El deseo de retroceder el tiempo para que sus errores no le pasaran factura. Un sueño sin duda. Solo que esta vez no tenía control. El tiempo dentro de esta dimensión se movía lentamente.
Timothy se acercó a su amada para verla una última vez. Aprovechó la debilidad de su mente para revivir el pasado. Allí estaba ella. Se veía impecable con los ojos cerrados. Su cabello cubría una parte de su rostro. Era imposible estar soñando. Estaba seguro de que la vida había terminado. Incluso el dolor de la muerte seguía en sus recuerdos.
Mirando sus manos, sabía que no era un sueño. ¿Qué más podría ser?
Timothy salió silenciosamente de la habitación. El resto de su casa parecía como la recordaba. Tal vez un astuto juego del destino lo hacía revivir un día inolvidable.
El canto de los pájaros llamó su atención. Mirando por las ventanas, los vio. Los viejos compañeros que regresaban día tras día. Timothy abrió la puerta de la despensa para tomar algunas semillas, y como cada día, los alimentó por última vez.
Tenía que ser un sueño… todo era demasiado perfecto. Tal vez el accidente que acabó con su vida nunca ocurrió. Tal vez repetir su rutina era la experiencia que debía disfrutar en el paraíso. Nada lo ayudaba a entender lo que estaba pasando.
Timothy comenzó a pensar que su desgracia había sido un sueño. Este debía ser el mundo real. Su rutina… en ese momento escuchó a su amada despertarse. Inmediatamente regresó a la habitación para verla. Era más hermosa de lo que recordaba. Un día más con ella era todo lo que quería. Un día más repitiendo su rutina. Un día para mirar esos hermosos ojos.
Al acercarse notó que estaba intacta. Las marcas del accidente habían desaparecido. Tal vez los recuerdos de ella eran una mentira. Un juego de su imaginación para alejarlo de la realidad.
Timothy, como cada día, se acercó a su amada para besarla en los labios. Ella aún no había terminado de despertar. Hablar de lo que estaba pasando era inútil. Decidió disfrutar el presente como si fuera la última vez que pudiera.
Era hora de buscar su ropa para salir en busca de los primeros rayos del sol. Era hora de disfrutar otro día de vida, incluso si era la última vez.